Beneficio Martínez ( así se llamaba porqué el juez del Registro Civil lo escribió mal; era Bonifacio ) era muy dado a matar mosquitos con un libro, pues apenas estaban en el límite de este, lo cerraba intempestivamente apachurrándolos, terminaba su infernal zumbido de aprendices de vampiro, a veces una manchita de sangre quedaba impregnada en las páginas , su propia sangre expropiada por estos minúsculos Dráculas insoportables.. Entre mosquito muerto y mosquito muerto le daba una mordida a su lectura. Beneficio fue abandonado por su esposa, no tuvieron hijos ni motivos le dio ella pero él siguió amándola; su corazón hacía mucho había dejado de funcionar: ahora era sólo una máquina que bombeaba sangre. Con ella se habían marchado sus ilusiones, se encapsuló en su casa, se atrincheró en su alma y siguió viviendo como un autónoma; dedicaba su vida a trabajar y a añorarla, a recoger los trozos de recuerdos compartidos y tratar de zurcirlos, de encontrar un motivo a lo que creía no lo tenía. Su único consuelo era la lectura, que le permitía alejarse de su dolor por momentos. A veces recorría San Juan con un libro como compañía y se sentaba en una banca del jardín Independencia a leer, a observar a las palomas o a recordar. Ya tarde regresaba a su casa esperando encontrarla de nuevo y solo hallaba un nido de soledad acumulada. Escribe: Fernando Soto