El objetivo principal del Apolo 11 era realizar un alunizaje tripulado, lo cual permitiría impulsar la exploración científica en la zona y la transmisión de señales a nuestro planeta[1]. Para hacerlo posible, el administrador de la NASA James Webb solicitó el apoyo de AT&T para entrar en la carrera espacial y la empresa de telecomunicaciones respondió proporcionando una plataforma de comunicaciones crítica para la misión.
El 20 de julio de 1969, alrededor de 650 millones de personas fueron testigos de la imagen televisada del comandante Neil Armstrong en la Luna y escucharon su voz describiendo la hazaña: “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.
Una vez que el Apolo 11 cumplió su promesa, AT&T se encargó de conectar la llamada telefónica de mayor distancia en la historia, ya que viajó casi 467 mil kilómetros en una dirección[2], en la que el presidente Richard Nixon habló desde la Oficina Oval[3] con los astronautas que se encontraban en la luna.
Este histórico viaje dependió de múltiples componentes, pero uno de los más importantes fue la computadora de navegación del Apolo 11, la más moderna en su época y una de las primeras en utilizar circuitos integrados, los cuales podemos encontrar en los teléfonos móviles en la actualidad.
Sin embargo, a diferencia de un smartphone promedio en la actualidad, la AGC (Apollo Guidance Computer) tenía una memoria RAM (memoria de acceso aleatorio) con capacidad para poco más de 2 mil palabras, el equivalente a 4,096 KB, y una memoria ROM (memoria de solo lectura) de 36,864 palabras, es decir, 0.0737 MB[4].
Como referencia, en un giga (GB) caben 1 millón de kilobytes (KB) y 1,000 megabytes (MB). Si consideramos que la memoria RAM de un smartphone es de 4 GB, los miembros de la tripulación del Apolo 11 podrán haber hecho al menos 976 viajes a la luna, pero en términos de la memoria ROM, ¡esta capacidad hace que la cifra supere los 868 mil viajes!
El alunizaje es, sin duda alguna, uno de los momentos más notables en la historia de la humanidad, más aún si tomamos en cuenta todo lo que pudo lograrse con una mínima fracción de la capacidad que tienen los teléfonos móviles más recientes. El esfuerzo de miles de personas trabajando para permitir que la tecnología siguiera evolucionando, nos permite contar hoy con el poder necesario para ir y regresar de la luna en la palma de nuestras manos. Solo nos queda preguntarnos, ¿cuál será nuestro siguiente gran paso?
El 20 de julio de 1969, alrededor de 650 millones de personas fueron testigos de la imagen televisada del comandante Neil Armstrong en la Luna y escucharon su voz describiendo la hazaña: “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.
Una vez que el Apolo 11 cumplió su promesa, AT&T se encargó de conectar la llamada telefónica de mayor distancia en la historia, ya que viajó casi 467 mil kilómetros en una dirección[2], en la que el presidente Richard Nixon habló desde la Oficina Oval[3] con los astronautas que se encontraban en la luna.
Este histórico viaje dependió de múltiples componentes, pero uno de los más importantes fue la computadora de navegación del Apolo 11, la más moderna en su época y una de las primeras en utilizar circuitos integrados, los cuales podemos encontrar en los teléfonos móviles en la actualidad.
Sin embargo, a diferencia de un smartphone promedio en la actualidad, la AGC (Apollo Guidance Computer) tenía una memoria RAM (memoria de acceso aleatorio) con capacidad para poco más de 2 mil palabras, el equivalente a 4,096 KB, y una memoria ROM (memoria de solo lectura) de 36,864 palabras, es decir, 0.0737 MB[4].
Como referencia, en un giga (GB) caben 1 millón de kilobytes (KB) y 1,000 megabytes (MB). Si consideramos que la memoria RAM de un smartphone es de 4 GB, los miembros de la tripulación del Apolo 11 podrán haber hecho al menos 976 viajes a la luna, pero en términos de la memoria ROM, ¡esta capacidad hace que la cifra supere los 868 mil viajes!
El alunizaje es, sin duda alguna, uno de los momentos más notables en la historia de la humanidad, más aún si tomamos en cuenta todo lo que pudo lograrse con una mínima fracción de la capacidad que tienen los teléfonos móviles más recientes. El esfuerzo de miles de personas trabajando para permitir que la tecnología siguiera evolucionando, nos permite contar hoy con el poder necesario para ir y regresar de la luna en la palma de nuestras manos. Solo nos queda preguntarnos, ¿cuál será nuestro siguiente gran paso?