jueves, noviembre 21, 2024

De cómo leer correctamente, nos hace libres   Por si usted no sabía

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Saludo este miércoles a tod@s quienes hacen posible que el análisis de la información siga fluyendo por los canales interesados en pensar y entender esta realidad mexicana que, hoy más que nunca, pinta complicada. No sólo por la rapidez con la que ocurren los hechos, sino por los giros que toman y por lo que NO se dice desde el poder, pero se hace. De mi paso por la Escuela Libre de Derecho recuerdo una clase de Penal, en la cual el profesor subrayó la necesidad de dejar a un lado toda especulación y seguir el rastro de los hechos. Eso mismo tendríamos que hacer las y los mexican@s  interesad@s en llevar los registros de este sexenio, para no simplemente existir, sino sobrevivirlo y hacer lo que ordena la naturaleza de nuestra especie humana: cambiarlo para el beneficio de todos.

  Sin embargo, no se puede transformar lo desconocido. Al constituirse una sociedad cono nación, tiene que darse reglas mínimas y fundamentales para ordenar al gobierno. De aquí que en Querétaro se juntaran 219 diputados en la llamada Asamblea Constituyente, que más adelante pasaría a ser el “Congreso Constituyente”, reunido en el antiguo teatro Iturbide, hoy “Teatro de la República”. La sesión duró del 1 de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917. De ahí salió nuestra Carta Magna que reunió los más variados intereses nacionales para hacerla incluyente. Había en aquellos diputados un proyecto de Nación que comenzaba por reconocer los mismos derechos para todos y fijar las libertades; es decir, los límites que tendría que respetar el poder al actuar frente a los gobernados.

  Tengo ante mí una edición facsimilar que da mucha emoción abrir: Artículo 3, derecho a la educación; la escuela oficial será laica, pero no prohíbe a las academias particulares impartir la educación que crean más pertinente, porque se reconoce que desde la llegada de Hernán Cortés, los ahora mexicanos éramos un conjunto de “naciones” con distinto idioma, creencias y tradiciones. Por esa razón tuvimos que encontrar una legislación que nos igualara ante la ley, sobre todo después de la Colonia cuando se admitió la encomienda y la esclavitud. Una vez abolida ésta, nos independizamos de España, se acabó la regencia de un virrey; terminamos con los imperios, mexicanos y extranjeros; llegó la Ley Juárez y la separación iglesia estado y, finalmente, los mexicanos nos sentamos a redactar la Carta Magna que nos rige y se ha ido modificando porque no hay obra

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humana que resista el poderío de la realidad. Una de las más tristes es que seguimos siendo, desde la Colonia, un país de pobres, sin que tuviéramos un régimen que haya podido combatir este cáncer, precisamente porque no se ha querido ahondar en lo único que permitiría librar ese estado de postración: la preparación técnica y académica. Sin esto, el artículo 4:la libertad del trabajo, es un sueño a alcanzar para millones de mexicanos, y el artículo 5 sería otra quimera, pues los mexicanos honrados se dedican a los trabajos que pueden, acaso sin la justa retribución y sin pleno consentimiento, como lo manda la ley. Por esa razón se continúa dando limosna a los pobres, sin crear políticas para sacarlos de ahí.

  Artículo 6.- La manifestación libre de las ideas; Artículo 7, la libertad de prensa y la prohibición por parte del gobierno de censurar cualquier escrito o publicación. Éste artículo ha sido uno de los más difíciles de sostener. Recordemos al presidente López Portillo que reclamó a la prensa, “No pago para que me peguen”, o a este mandatario que descalifica cualquier opinión o manifestación que el crea que le es contraria. Artículo 49, de la división de poderes que en este sexenio se han emborronado: Cámara de diputados a modo; de senadores, más o menos plural; un poder Judicial que no ha defendido lo que debe con la fuerza que requerimos y sí ataca a los enemigos “personales” y a los que venden. Para colmo, tenemos un fiscal general cuestionado por su obediencia ciega al poder Ejecutivo. No hay contrapesos en este gobierno, y los que había, todos ellos organismos independientes, han sido sometidos a la tortura del hambre, para debilitarlos, o a la cooptación por parte de personajes incondicionales del Ejecutivo, caso de la Comisión de Derechos Humanos, que no ha levantado la voz para defender nuestro derecho a la Educación, a la Salud, a nuestro derecho a trabajar y a tener la seguridad necesaria para hacerlo. Al contrario: ahora demanda ridículamente al INE para empatizar con el señor presidente.

  Y así llegamos al Artículo 87: El presidente de la República: Desempeñar leal y patrióticamente el cargo, mirando EN TODO por el bien y prosperidad de la Unión. De TODOS, ¿se entendió?

Escribe: Guadalupe Elizalde

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