Santiago de Querétaro, Qro., Mayo 11 del 2023.- Muy buen día tengan todas y todos las y los lectores de este espacio. Como siempre, es un enorme privilegio saludar a quienes acceden a la lectura de quien hace lo posible por comunicar. En este día especial hay que felicitar a TODAS las mamás: las que lo han sido porque dieron a luz; a todas las que han criado niñas y niños que no son suyos, pero cuestan el mismo cariño y esfuerzo. Quiero felicitar a las madres que pasaron por duras pruebas para traer una vida a este mundo; a quienes casi dejan la vida, su existencia plena, para que una nueva alma se incorpore a este mundo material. Abrazar a las madres que pese a entregarlo todo no pudieron sacar adelante a sus hijos en el parto y que saben –o no- que tienen un Ángel en el cielo. Quiero felicitar a los hombres que tuvieron una buena madre; a los que tienen una mujer que es madre de sus hijos a su lado. A los que tienen hijas que ya son madres y ahora pueden valorar la gran prueba que Dios les regaló.
En estos tiempos que nos toca vivir como mujeres, tenemos el espectáculo de oír a diario a hombres que mienten y se jactan de esparcir la verdad mientras sonríen, en tanto denostan a las hermanas mujeres que han sido violadas en directo o en sus derechos humanos; mujeres golpeadas que sufren la violencia doméstica sin que las fiscalías hagan caso. Yo me quejo de que quien guía mi casa grande, o sea, mi país, a diario se pone de malas e insulta a la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, y a todos sus compañeros, sólo por la interpretación que hacen de la Constitución. Imagino que un día me golpeara y al yo quejarme, me dijera: “Y no me vengas con que la ley es la ley”. Y que bajo ese mismo fraseo dejara de entregar el derecho a la pensión alimentaria de sus hijos. ¿Qué mujer le enseñó a pensar así? ¿Quién nunca le educó para pagar las consecuencias de sus actos?
No obstante las bondades de tantas madres, quiero también dedicar unas palabras a las madres que por una u otra circunstancia no han querido o no han podido hacer frente a las obligaciones y deberes que conlleva la maternidad, no para glorificar sus figuras, sino para que nosotras madres cumplamos hoy con la relativa obligación de meditar y pensar en este fenómenos, y ver hasta dónde los casos de abandono y maltrato también tienen que ver con una conducta masculina errada o mal ejercida.
Hay mujeres que abandonan a sus hij@s; mujeres con padres crueles y autoritarios. Hombres que amenazan a sus hijas con echarlas de la casa y la familia si tienen un hijo “sin padre”. Progenitores que conciben – a veces- si saber, y sin querer hacerse responsables de sus actos. Y existen también mujeres débiles u otras que carecen de opciones por estar alejadas de la información y ayuda social. Ellas dan en adopción o regalan a sus hijos e hijas. No sabemos en realidad que sucede en sus almas.
Cuando escucho que una madre tiró a su hijo en la basura, siento un intenso choque de sentimientos en los que hay ira, impotencia, ganas de llegar hasta ese sitio y rescatar aquella nueva vida. Una se encuentra con niñas que fueron tomadas por hombres mayores; niñas violadas que crecen con una rabia interna que puede hacerlas matar, si se despierta. Recibieron cero amor, dan cero amor.
Quizá han sido adolescentes prostituidas por sus madres/padres; jovencitas que resultaron embarazadas en una violación y es obvio que no deseen a aquella criatura que vive dentro de ellas. Los dejan. O en algunas ocasiones las hay que los conservan, pero su trato puede llegar a ser cruel o distante; todos conocemos historias así, de mamás a quienes se les obliga a conservar a un hijo no deseado.
También tenemos en nuestra sociedad a menores viviendo y reproduciéndose en la calle; niños y jóvenes que se mantienen drogados para aguantar la crueldad de los otros, que pasamos junto a ellos sin notarlos o hasta temiendo que se acerquen. Pues aún en estas circunstancias, he contemplado jóvenes con sus bebés en la calle, sucios, bebiendo refresco en vez de leche. No obstante, he visto padres en situación de calle que arrullan a sus hijos y los tratan con amor. Me conmueven hasta las lágrimas. Tratemos de ayudar y de acercarles buena comida par ellos y sus hijos.
Hay de todo, madres amorosas y positivas que son una bendición para su familia. Hay otras cuyo pasado no les da para dar ni una migaja de amor. Pidamos por ellas, por que amaine su infierno y no terminan muertas por sus propios demonios.
Escribe: Guadalupe Elizalde