Santiago de Querétaro, Qro., Julio 20 del 2023.-Saludos para las y los lectores de este espacio que tan amablemente nos atienden. Quisiera comenzar el día con notas gratas, pero la necia realidad en la que estamos inmersos no lo permite. Por ejemplo, no se entiende el porqué de la persecución a las “Madres Buscadoras”, quienes acaban de encontrar en Reynosa una fosa clandestina con, hasta hoy, al menos 27 cadáveres. Hubo otra en diferente estado donde también se encontraron cuerpos, y otro caso más en el cual los cadáveres se hallaron sepultados en al patio de una casa. Aunque los asuntos parezcan similares, sólo en el último se entiende la negativa de los grupos delincuenciales y las amenazas que profieren para amedrentar a algunas personas para no buscar más familiares en determinado territorio, pues sería fácil ligar al propietario del inmueble con los crímenes y los criminales. Por obvio, no señalamos que se trató –en todos los casos- de muertes violentas. Pero como los hechos de desapariciones son tan grandes en nuestro país y los trámites para probar la consanguinidad tan largos, estos fallecimientos no se contabilizan entre los homicidios que a diario se suman cuando los cuerpos se encuentran de inmediato. ¿Cuántos crímenes han quedado fuera de la estadística de este régimen? Miles. Y aún así ya superaron a todos los sexenios anteriores.
Estos cuerpos pasan a engrosar el número de las desapariciones, no de los crímenes violentos. Con lo estudiado acerca de los grupos delictivos, cárteles y sicarios incluidos, no se cree que sea temor el motivo por el cual quieren frenar a los grupos de búsqueda conformados por madres de familia. ¡Por favor! Los hemos visto actuar con una saña indecible contra ciudadanos y policías y ahora en contra del Ejército; los hemos observado –en videos- asesinar a mansalva a las activistas de los grupos acompañantes de las madres que piden una sola cosa: llevar el cuerpo (o lo que quede) de su hijo y sepultarlo donde su familia pueda ir a llorarlo. En serio: ¿es mucho pedir? Por torcidas que estén sus mentes, ¿en qué los amenazan estas acciones? Acaso, y digo esto sólo basada en hechos aislados, en años se tengan miles de cuerpos no reconocidos y entonces comencemos los mexicanos a saber cuál ha sido el destino de miles de indocumentados, desplazados y migrantes de otros países que, buscando cierta mejora en sus pobres existencias, vinieron a dar de lleno con el crimen organizado -muy mal organizado, pero así nos tocó- que campea en este país, como las plagas de termitas en los terrenos llanos y solitarios de África, donde nadie les pone límite, porque acaso ése fue el trato firmado hace pocos años en un puerto de Michoacán.
Pero esto está como el “Arzobispo de Constantinopla” y su trabalenguas. El obispo de Cuernavaca organizó una marcha más para recordar a los muertos –por asesinato- en su estado, donde el ejecutivo local es uno de los peores gobernadores de que se tenga memoria. Antes, había aclarado que el país está manchado de sangre, lo que es irrebatible si uno tiene dos dedos de frente.
Pero como vivimos en la época de la “post verdad”, pues el jefe de gobierno local puede decir cuanta sandez se le ocurra, como que está muy feliz porque ya no se asesinan a 80 personas diarias en el país, sino que hemos bajado a 78 gracias a su estrategia y a las fuerzas del orden que, si pudieran, ya habrían optado por otro empleo. Porque este pobre país está totalmente colombianizado. Tenemos criminales que actúan combatiendo a la Guardia Nacional y a los soldados con drones explosivos, minas de tierra, asesinatos desde motocicletas y ahora coches bomba, que fueron las armas favoritas de Pablo Escobar, cuando de esparcir el terror se trataba.
El Obispo de Apatzingán ha declarado que sus fieles acuden a ellos para quejarse del cobro de piso, amenazas y todo tipo de extorsiones. ¿Cuál es la novedad?, preguntará usted. Que deben votar por el o los candidatos/as que ellos ordenen. Es así como en la época donde nada se prueba y todo se afirma, el crimen organizado va a elegir a los gobiernos en el 2024, si la apatía nacional se aposenta en las conciencias de los que todavía piensan ¿Para qué votar, si todos los políticos son iguales? Pues no. Lo que estamos pasando como sociedad es la prueba de que puede haberlos peores. En nuestras manos está sacar a los criminales o sus cómplices de los distintos estados y restarles la posibilidad de que sean gobierno. Sólo votando se hará este gran cambio. Por cierto, los ataques en contra de Xóchitl Gálvez son un aviso de lo indeseable; ojalá lo piense mejor y se cuide.
Escribe: Guadalupe Elizalde