-Por eso duele tanto su paisaje en ruinas-José Luis Martínez
-Mi propia voz es devuelta a mi por la tormenta-Haikú de Meitsetsu
Todos disfrutamos Acapulco, todos deberíamos ayudar a reconstruirlo. Cuando niño realicé un viaje a este puerto, quizá en un viaje escolar, pues lo único que recuerdo es el trayecto en barco con piso de cristal y haber visto a una estatua de la vírgen sumergida que alumbró mi asombro. La segunda vez la recuerdo mejor: con un grupo de maestras y maestros de la zona dónde laboraba, unas vacaciones partimos en un camión rentado y llegamos en la noche al hotel, nos registramos y al día siguiente hicimos el recorrido: el revolcadero, la lancha de fondo de cristal, la banana inflable, el recorrido nocturno en un yate por la bahía y con barra libre, el desayuno en el hotel, y esto quedó plasmado en unas fotografías que aún conservo, un viaje inolvidable por este paraíso creado para el placer del visitante. La segunda vez fui solo, a la última muestra o reseña de cine que se hizo en este mágico lugar. Me hospedé en un hotel céntrico, en la costera Miguel Alemán, para estar cerca del cine Diana, dónde iniciaría el Festival Cinematográfico, a la entrada pusieron la alfombra roja, por la que desfilaron la sexy actriz Martha Higareda y su hermana, Aislín Dérbez con sus ojazos deslumbrantes de odalisca y bello cuerpo de modelo, el galán Sergio Basañez et al. Al día siguiente, después del desayuno me trepé en un taxi y le pedí me llevara a la mismísima casa de Tarzán: Johnny Weismüller, un hotel con su chalet, alberca dónde nadaba el actor y excampeón olímpico y con una vista espectacular al atardecer, también había una tiendita que vendía artículos alusivos al actor y un restaurante con un ventanal, que permitía contemplar el Pacífico en todo su esplendor. Al otro día fui al Fuerte de San Diego, construcción amurallada que resguarda un asombroso museo con la historia de Acapulco, incluidos los ataques de piratas y su desarrollo turístico, amén de las visitas de estrellas de cine internacionales que asistían a sus eventos de cine, maquetas de barcos y mapas antiguos. También visité el hotel Elcano dónde se realizaron varias actividades de la Muestra. Como una entrevista con la diva de nuestro cine: Silvia Pinal, primero cuestionada por el escritor Julio Patán y luego, frente a numeroso público, por Maxine Woodside, narrando sus anécdotas en ese puerto. Por la noche regresé a ver una película que proyectaban a orilla de la playa, dónde regalaron palomitas y cervezas; a la entrada se encaba el hijo del Santo y otras celebridades. A la tarde-noche siguiente hubo un homenaje a Elvis Presley en la Quebrada, por su película “ Fun in Acapulco “, con la participación de nuestra estrella internacional Elsa Cárdenas. El imitador Héctor Ortíz cantó sus canciones mientras el atardecer se vestía de noche con una suave brisa . Inolvidable viaje, como la amabilidad de la gente acapulqueña, el glamour de la avenida López Mateos con sus hoteles y tiendas y antros de lujo. Pues bien, ahora el vestido de esta dama tropical que todos recordamos con aprecio, necesita nuestra ayuda, pues está rasgado por un meteoro, terribles las imágenes y el dolor de sus habitantes. Ayudemos en nuestras posibilidades, seamos generosos, como ella lo fue con nosotros. Acordémonos de Acapulco . . .cuando más nos necesita.Escribe: Fernando Roque
