El tiempo parece tener prisa, dentro de dos meses estaremos en las urnas emitiendo el derecho de votar por nada más y nada menos a quien habrá de ostentar la banda presidencial, quien dirija el destino de este hermoso país llamado México. Tan malo el pinto como el colorado, de los tres posibles candidatos presidenciales, ni a cuál irle: los spots sobre los candidatos a ocupar la presidencia se ocupan en estos momentos de mostrar las propuestas que cada uno ofrece para obtener el tan ansiado voto, demasiadas promesas o ¿mentiras?, el prometer no empobrece y parece que cada candidato tiene una varita mágica con la cual habrán de hacer realidad todas aquellas cosas que le han dicho al pueblo que harán realidad en el momento en que ocupen la presidencia.
Para Claudia Sheinbaum cien propuestas son “pecata minuta” entre las más importantes: trabajar por el interés supremo del pueblo de México, gobernar con la máxima del humanismo mexicano, primero los pobres, que su gobierno no será de escritorio, garantiza que habrá libertad de prensa, el respeto a los derechos humanos y nunca utilizar la fuerza para reprimir al pueblo, libertad religiosa, política, cultural y combatir cualquier forma de discriminación, respetar la autodeterminación de los pueblos, impulsar una reforma electoral que priorice la revocación de mandato, una reforma constitucional para que haya reelección a ningún cargo de elección popular, tener un gobierno libre de influyentismo, impunidad o corrupción, simplificar trámites, no aumentar las gasolinas, electricidad y gas doméstico, garantizar la pensión universal a los adultos mayores, prohibir el maltrato animal, beca universal a los alumnos desde preescolar hasta secundaria, dar más apoyo a escuelas públicas, aumentar el horario de las escuelas para enseñar educación física y artes, crear en las escuelas espacios para la atención a la salud mental, convertir a México en una potencia científica, mejorar el abasto de medicamentos, y prefiero no seguir, que tal si me enajeno y termino convencida de que estos sueños guajiros se harán realidad.
Xóchitl Gálvez promete vivir sin miedo, otorgar una tarjeta que beneficiará con tres mil pesos mensuales a las mujeres en situación de vulnerabilidad, crear el sistema nacional de cuidados con las estancias infantiles, recatar las escuelas de Tiempo Completo, médico en casa y aldeas del saber, implementará la beca Libertad para que los jóvenes continúen sus estudios principalmente en zonas indígenas y rurales, beca para los niños huérfanos por feminicidio, igualdad económica entre hombres y mujeres, tratamientos gratuitos contra el cáncer, colaboración entre el Estado y la iglesia, rescatar a las fuerzas armadas, garantizar el agua a todos los mexicanos.
Jorge Álvarez Máynez que honestamente no tenía idea de quien era, propone eliminar el delito de posesión de drogas, amnistía a personas en prisión por delitos relacionados con la portación y consumo de cannabis, su compromiso con la comunidad LGBT+, impulsar un modelo de prosperidad que aproveche el fenómeno del nearshoring, legalizar el consumo de drogas y percibir ingresos con impuestos a esas sustancias.
Con este candidato me quedé con el ojo más que cuadrado. Analizando todas las promesas de campaña pues no me queda más que saborear un café “orgásmico” y pensar y repensar a quién le daré mi voto, no creo en promesas sino en realidades, ahora resulta que para estar bien con los demás debo ser simpatizante de algunos adeptos a los presidenciales, que, dicho sea de paso, todos están a conveniencia, mirando con quien conviene aliarse, aunque no estén de acuerdo, o no sea su gallo. Por ello, analicemos las propuestas y pensemos “A que le tiras cuando votes mexicano”
Escribe: Lorena Reséndiz