sábado, noviembre 23, 2024

Las elecciones y sus hitos

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Muy buen miércoles tengan ustedes, lectoras y lectores de este espacio. Hoy es 1 de mayo del año en que celebraremos elecciones federales. Gane quien gane (porque eso lo decidiremos entre todos los mexicanos), sin duda el 2 de junio de este año será una fecha hito en el país por varias razones que no sólo influirán en la decisión de muchos mexicanos, y cuyo arranque son varios y variados. Varios porque los sujetos generadores de opinión y violencia son muchos; variados, porque los actos generados por ellos también son diferenciados y, además, variables; es decir, van cambiando conforme transcurre el tiempo. Lo que juzgo como causa principal de la peculiaridad que nos rodea es la polarización del país; es decir, existe muy poca ecuanimidad tanto entre los votantes como entre los funcionarios y cantidat@s. La equidad es un estado que nos permitiría dilucidar con calma quién sería la mejor opción para llegar a las sillas ejecutivas de cada estado, y a la “Silla Embrujada”, que es la presidencial. “Embrujada”, decía don Emiliano Zapata y se negó a sentarse en ella (Villa no le hizo el feo), “porque en ésta se sientan hombres buenos y cuando pasa el tiempo, se convierten en malos”. Y qué razón tenía. Sólo que la “seducción” no estaba en la silla, sino en la persona.
Ayer, la madre buscadora Ceci Flores encontró en la Ciudad de México el , no sólo panteón clandestino en la cuidad más grande del mundo (área horizontal), sino que también es un horno crematorio en donde, a decir de ella, “se encontraron capas sobre capas de ceniza”, huesos que al tocarlos se deshacen (imposibles para ADN), varias credenciales de mujeres, mucha ropa y hasta un cuaderno y útiles de al menos un niñ@. La polarización está generada por el Ejecutivo que descalifica, no busca y termina ridiculizando a las madres buscadoras, haciendo chistes de muy mal gusto como éste: “Para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado”. ¿Quién miente? ¿Quién sufre y busca incansablemente? De ahí se desprende la polarización entre las mujeres que marchan en contra de la violencia, la violación y los feminicidios y un Palacio que se amuralla y no escucha. Pero encima, desde el poder se argumenta que estos crímenes han bajado en un 30%, mientras de hallan estos cementerios a cielo abierto, osamentas y hasta homicidas seriales. ¿Cómo no polarizarse? La desesperación, la ira y el dolor abren brechas irreconciliables.
Polarización existe entre las personas que son extorsionadas y maltratadas por el crimen organizado y sobreviven como en las antiguas tiendas de raya, pagando para que no los apaleen o maten, a ellos o a sus familias y hasta a sus curas (Guerrero). Polariza y divide a la sociedad y sus gobiernos cuando un hij@ se nos muere de cáncer porque se terminaron las quimioterapias; porque se acabó con la atención psiquiátrica y/o con los medicamentos que controlan tan severas disfunciones cerebrales.
Causa irritación saber que durante la pandemia del COVID 19, hubo unos 200 mil mexicanos que no deberían haber muerto; divide y parte cuando tras de 800 mil muertos por este virus nos enteramos del medicamento fallido que utilizaron, como si se tratara de probar con ratones de laboratorio. No se habla de los huérfanos que dejaron atrás estos fallecidos, ni de sus viudas o viudos. No se preocuparon por las vacunas.
Y así puedo seguir por cuartillas y más, que sólo empinarán estas divisiones, las ahondarán; nos han dividido en dos Méxicos. Así hemos llegado a esta elección. Otra razón es la mano dura del gobierno, la justicia selectiva y, más que nada, las violaciones constitucionales que se han enfilado para hacer más despótico y fuerte la figura del presidencialismo, cuando históricamente (Juárez) se fortaleció al Poder Judicial para atarle las manos al Ejecutivo, que en México funcionan como pequeños reyezuelos (Plutarco Elías Calles) porque el poder los “embruja”, que no la silla.
Pero, quiero compartir con usted un hito nunca visto: La siguiente por sentarse en esa “Silla Embrujada” ha de ser mujer. Hemos dicho, y mi abuelita está convencida de ello, que la sensibilidad y psicología tan marcada por la defensa de los hijos y la familia nos hace muy distintas. Puede ser. Sin embargo soy una “optimista informada”. He visitado y laborado en cárceles y vi cómo una fémina furiosa es, a veces, más cruel que un hombre, no obstante hay una razón: es tanto el instinto de protección a la prole, a la sangre; es tal la respuesta a la violencia ejercida en su contra, que cuando todo eso se voltea, no conoce límites. Se nota que detrás de ellas están las directrices de un hombre, Se ve en la frialdad, en las adulaciones, en la necedad y en la sumisión.
Escribe: Guadalupe Elizalde

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