Rulfo ara con palabras tierra de difuntos,
escarba su pétrea voz en milpa de espectros
cosechando ecos bajo el sol,
revive fantasmas en campanarios de memoria,
el luto de la muerte transfigura sus quebrantos,
árida tierra, seca como el polvo,
piedras cual flores ensimismadas
mientras crece yerba en la piel del desierto
y un viento triste recorre las arterias de ese pueblo,
aúlla en las esquinas,
perfora las paredes como carne agusanada,
profana las gargantas de mezcal,
humo de tabaco baila con el cadáver de la tarde,
con las almas que el silencio habita . . .
y Rulfo es pueblo dónde los muertos se refugian,
murmullo de luz ensombrecida.
Cae la voz del cántaro en el agua,
gota a gota se derrama y el fuego crepita entre las brasas.
Comala duerme en el sopor
de espíritus vueltos voz sin alma,
cuerpos devorados por el tiempo,
polvo roto en los pulmones,
letargo de ecos en un llano,
piedras deshaciendo un catafalco,
Pedro . . .en piedra escrito su epitafio.
Escribe: Fernando Roque
