Buen miércoles tengan los y las lectoras de este espacio. L@s saludo con el gusto de siempre deseándoles salud y paz en sus vidas. Y por más que una quiera cambiar de tema, ¡qué vamos a hacer!, si el asunto de la entrega del mayor narcotraficante que ha existido en la historia del país y del orbe, está más enredada que un carrete de hilo, como dice mi abuelita. Ahí tiene usted por ejemplo al ciudadano estadounidense Larry Curtis Parker, propietario de una avioneta Cesna, cuya fotografía y matrícula fueron dados a conocer por Rosa Icela Rodríguez, nuestra secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, y próxima secretaria de Gobernación (qué miedo me da, acota mi abuelita). El caso es que este pobre hombre pasó tres días pidiendo por todos los medios a su alcance, que los conductores de La Mañanera corrijan el error. Este señor radicado en El Paso, Texas, tiene conocidos en Sinaloa y gusta de la cacería, pero afirma que su avioneta aterrizó en Santa Teresa dos horas antes de lo hiciera el bimotor Brishcraft King-air Turboprop, el avión bimotor que es mucho más rápido, carga el doble de combustible y es más seguro. Lo que Larry Curtis Parker teme es que los amigos y aliados de Ismael Zambada crean que él se prestó a llevar a El Mayo (como dicen los que no saben) “preso”, en manos de su ahijado, Joaquín Guzmán López. Y Larry Curtis tiene razón, vea usted cuál fue el destino de Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex rector de la UAS y fundador del Partido Sinaloense, quien fue asesinado e balazos el Jueves 25 de julio, día en que supuestamente tendría una reunión con el capo y algunos hombres de negocios. Si esta reunión se dio o no, a la mafia no le interesa; lo importante era la venganza, aunque sea injustificada.
Lo cierto es que este caso ocurrió al margen de las autoridades mexicanas, quienes tuvieron que hablar con sus pares estadounidenses para pedirles información de lo que sucedió en México (hablo de Rosa Icela, quien va a Gobernación). Pero no crea usted que hablaban en México con la Fiscalía de EEUU, no, las llamadas fueron hechas por el gran “amigou de Méxicou”, el embajador Ken Salazar. Pero si todo esto es absurdo, piense usted en la petición de la fotografía de El Mayo. ¿Imagina usted a la inteligencia mexicana pidiéndole a EEUU fotos de los dos “a ver si son”?. Pongámonos serios. Se supone que la última foto de Ismael Zambada fue la aparecida en Proceso- hace 10 años- cuando permitió una toma junto a Julio Scherer (qepd) el día en que concedió aquella famosa entrevista. ¿Usted ve algún parecido entre aquélla y esta nueva imagen que todos hemos contemplado del hombre de 76 años, flaco, consumido por la diabetes, la presión alta y, dijo el FBI, casi acabado por un cáncer avanzado? O sea, Ismael El Mayo Zambada, ya no puede físicamente andar de aquí para allá, a salto de mata, para que no lo atrapen; y póngale usted que ni lo estaban buscando aquí, pero las autoridades de EEUU hablaron muy claro y el gobierno de Biden requería un golpe que oxigenara la campaña de su partido, pues van 70 mil muertos por razón del fentanilo que -se asegura- manejan y trasiegan Los Chapitos. Por cierto, El Mayo no estaba de acuerdo con este negocio.
Por todos estos motivos, Ismael Zambada debió dejar arreglado el negocio. Medio asegurada su parte del cártel para sus dos hijos y los dos hijos de El Chapo que están todavía libres. ¿Cuánto tiempo tomó esta negociación? Seguramente algún tiempo largo, porque se conoce que El Vicentillo, en algunas de las juntas que sostuvo con la DEA recibió una llamada, y cuál no sería la sorpresa del hijo de Ismael, al oír del otro lado de la línea la voz de su padre. Vicente Zambada que se había entregado voluntariamente para “limpiar su nombre” supo en ese momento que la comunicación entre la fiscalía de los EEUU y su padre estaba funcionando. ¿No sería lógico que Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo, estuviera buscando “favores” para su familia? ¿Por qué su hermano salió del sistema judicial justo dos días antes de que él llegó? Le diré: estuvo arreglando la entrega de su hermano que ahora está en Chicago, como él. Mi abuelita opina que México está al revés: Los chiapanecos huyen a Guatemala y ahí les dan visa humanitaria y los criminales mexicanos piden “asilo” a las autoridades estadunidenses. ¿Qué va a suceder en México que todos se van? Y si todo es al revés, entonces nuestro presidente y anexas sí sabían de esta entrega, pero les conviene decir que no; que no supieron nada; que no se acuerdan quién fue el llamado “gran corruptor” del PRI, del PAN y de MORENA.
Escribe: Guadalupe Elizalde