martes, febrero 4, 2025

Por si no lo sabía… Desiguales con cabeza fría

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En un penal está ya recluido el famosísimo “Tiger”, nada menos que la cabeza financiera de la Unión Tepito, uno de los cárteles que asuelan la ciudad de México. Este sujeto ya había sido detenido en 2018, cuando fue acusado por la muerte de dos personas. Y aquí en su casa nos preguntamos: ¿qué hacía tan campante libre y actuante? Todo esto lo traigo a cuento por las palabras de Donald Trump, quien lanzó una serie de amenazas que golpean directamente a nuestro país, de muchas maneras. Dudo que autoridades y habitantes estemos preparados para lo que viene, y hasta cierto punto me asombra que los mexicanos que radican y trabajan por todo el territorio de los Estados Unidos, no hayan presentado un movimiento unido como aquél ocurrido en junio de 1994 (quien esto escribe estaba en Houston), cuando aseguraban que si todos los mexicanos faltaran al trabajo en un día determinado, los Estados Unidos se detendría. Esta vez no ha ocurrido nada aproximado, lo que me lleva a imaginar cuál es el estado de ánimo de la mayoría de los mexicanos viviendo en el país de Donald Trump.

Y sí, escribí bien: ahora los EE. UU. es el país de Trump, porque tiene la Cámara a su favor (senadores), tiene un apoyo grande de los votantes, el poder para cambiar leyes, y en una de éstas, hasta la Constitución. En realidad el único freno que podría tener este presidente # 47 provendría del Partido Demócrata, cuyos miembros se cuidarán muy bien de que se forme un gobierno autocrático o despótico, con más poder que el deseable en una democracia bipartidista como la de ellos. Vea usted si él no trata las leyes como simples órdenes y no mandatos obligatorios: se acabó -por decreto- que alguien sea estadunidense sólo por haber nacido allá. Según nuestra Constitución el nacimiento en suelo mexicano, real o virtual, (como podría ser un barco o una embajada) nos hace mexicanos. ¿Qué hará un Poder Judicial ante esta expresión, si está totalmente entregado a Trump? Lo que quiero hacerle notar, estimadísimo/a lector/ra es que el mandato de Donald Trump se parece mucho al del Amlo. También el expresidente de México concentró en una sola persona todo el poder. Esto lo explico porque la presidenta Claudia Sheinbaum ha repetido que nuestra relación con el socio comercial será entre iguales, respetando siempre nuestra soberanía y con dignidad. Lo de la dignidad, pues sí mis respetos a la señora presidenta, pero en cuanto a la igualdad, pues ¡ni en sueños!

Figúrese que regresan a México a trabajadores que muy amolados ganaban 8 dólares por hora; o sea, ¿qué clase de empleo les podrá ofrecer que se acerque a un salario así? Los Estados Unidos tampoco la tendrá fácil, porque un gringo no querrá ganar eso. Al subir el salario, la empresa encarecerá sus productos y ahí empezará una espiral inflacionaria. Allá sobran el tipo de empleos que los mexicanos son muy buenos para desempeñar y los estadunidenses no desean hacer. Ésa es una verdad innegable. Le estoy exponiendo sólo un aspecto de estas deportaciones, dentro de las cuales no considero a otras nacionalidades.

Venezuela ha dicho que no recibirá a los connacionales y ellos manifestaron ayer su deseo de ser llevados a cualquier otro lado que no sean Venezuela ni México, porque nos consideran un país muy peligroso. Y mi abuelita pregunta: qué es peor: ¿Vivir en una dictadura, o en un país donde el crimen señorea entre la impunidad? Y no es que las dictaduras carezcan de mafia, la única diferencia es que éstas están dentro del poder. Sin él nada puede subsistir por sí. Como en México no toda la burocracia ni el empresariado estaban punteados por la mafia, Vargas Llosa nos bautizó como “dictablanda”; por eso y porque dentro del círculo que nos ceñía políticamente, los ciudadanos gozábamos de ciertas libertades light y cierto confort citadino. El campo, siempre estuvo del cocol hasta que ahora a los pobres los hicieron clientes del Bienestar para que no dejen de votar por Morena.

Otro tema que no soltará Trump es el del trasiego de fentanilo y la nominación de los cárteles mexicanos como posibles terroristas. Mientras García Harfuch lleva a cabo su plan lo mejor y más rápido que puede, con la ayuda del Ejército, Marina y la Guardia Nacional, allá sigue la asimetría. Todas las fuerzas e inteligencia cercan a un capo, a cinco; decomisan 2 mil kilos de sustancias precursoras de drogas químicas; atrapan a uno que estuvo en Ayotzinapa. ¡Muy bien! Pero los del Norte necesitaron una avioneta para llevarse al hombre más buscado se México; el que lo sabe todo; quien está haciendo gordo el libro de la averiguación que se prepara para extirpar al crimen organizado del gobierno.

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