jueves, noviembre 21, 2024

Del “Patria o Muerte”, al “Patria y Vida” del domingo

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Creo que todos los mexicanos que tenemos conocidos, amigos o familiares en Cuba, o emigrados nacidos en esa isla del Caribe, estuvimos atentos a los acontecimientos que se suscitaron en aquel país el pasado domingo. El pueblo de Cuba – léase las personas de a pie- salieron a las calles protestando por cosas que vivimos con ellos en sus casas: falta de alimentos, nacimiento de tiendas que expenden víveres en dólares, donde no todos tienen quién les ayude desde el exterior. El agua, llega a ciertas horas y hay que guardarla en cubetas o donde se pueda; conseguir agua embotellada es un lujo para turistas. Las pocas frutas que hay se exhiben en La Habana centro en carritos de madera y junto con algunas cebollas y muy poca verdura, dan un espectáculo que invita a no comerlas y a dar gracias a Dios por lo que nos ha dado en México. Cuando llega el pollo a las tiendas del estado, las filas bajo el sol de Cuba semejan las nuestras para acudir a grandes conciertos, pero una cree que las personas pueden comenzar a derretirse en cualquier momento. ¿Medicinas? ¿De qué sirven sus “excelentes” médicos si carecen de lo más elemental para curar enfermedades simples? Apenas antes de la pandemia me entró una infección en la garganta muy fuerte y para conseguir 4 cápsulas de antibiótico hubo que hacer un barrido de La Habana con dólares en mano. Hace apenas un mes, un amigo que falleció, advirtió que había unos mil muertos diarios por el Covid-19 y que de la vacuna poco o nada se sabía. Hablando de la mísera despensa que les “regala” el estado hay que decir que ya no llega completa; ocurre que unos días falte la harina o suceda otro pormenor que el pueblo cubano nunca conocerá. Se pasa hambre en Cuba y hay que decirlo. Los servicios son pésimos; el transporte tarda eternidades; toda la población está afectada de las vías respiratorias por el uso continuo del dísel. Para colmo, un cubano nunca sabe cuánto dinero tiene o trae consigo, porque el estado se queda con una parte de lo enviado, su moneda cubana “los ceuces”, (o CUC) nunca se sabe cuánto valen frente al dólar. Las diferencias entre los cubanos son dramáticas: algunos van con sus shorts desleídos y sus camisetas sin mangas tal como los vio en las manifestaciones; otros lucen muy arreglados y bien comidos. Los menos usan lociones importadas que una persigue por la banqueta para encontrarse con un cubano alto, vestido a la última moda, fuerte, nutrido, rapado militar, colgado de oro por donde se le vea. Tenemos que decirlo claramente: la Revolución Cubana que inició con la entrega del Granma a Fidel Castro y a sus hombres en Jalapa, Ver., es y ha sido un fracaso rotundo que desde un principio devino en una dictadura que, como todas, sólo engorda a los que están al mando. Reprimir con el ejército a un pueblo necesitado de todo, no tiene nombre. Pero ofrecerles medicinas y comida no servirá sino para engordar a un régimen cruel, caduco y fracasado. El apoyo real debe ser al pueblo y es una mediación política. No hay más. Periodista Guadalupe Elizalde Gallegos

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