Esta columna está dedicada a todas esas personas que no están con su familia, hijos, hermanos, amigos, padres y madres, conocidos y desconocidos. Según datos de la Fiscalía del estado de Querétaro existen doscientas cuarenta y seis personas desaparecidas, cincuenta y dos mujeres, ciento noventa y dos hombres y entre estas dos cifras, veintinueve son menores de edad. Los números son fríos, datos estadísticos, pero ¿Qué le dicen las autoridades a sus familiares?¿Qué palabras en términos de justicia calman el dolor, el miedo, la impotencia, la desesperación de aquellos que no saben dónde está esa persona que busca? El reporte emitido por la Fiscalía dice que en Querétaro, en lo que va del año existe la ficha de 12 personas no localizadas, sin embargo, la más antigua corresponde a una joven que desapareció el nueve de septiembre del año dos mil catorce, en ese tiempo contaba con veinticuatro años de edad, y ¿Qué se ha hecho para dar con su paradero? El caso más reciente, un 00pequeño de escasos cuatro años, desparecido en el trayecto Querétaro- Amealco junto con su madre y otra persona que los acompañaba, se activó la Alerta Amber, que es un programa que establece una herramienta de difusión que ayuda a la pronta recuperación de niños y adolescentes que se encuentran en riesgo inminente de sufrir un daño, este sistema surge por primera vez en Estados Unidos, creado como un legado para Amber Hagerman de nueve años, sustraída en Arlington Texas, encontrada después sin vida. En México entró en funcionamiento en mayo de dos mil doce y funciona en las primeras horas de la desaparición del menor. Funciona a nivel nacional los trescientos sesenta y cinco días del año, las veinticuatro horas, el número es el 800 00 854 00 En el caso de este pequeño, la alerta Amber fue desactivada, sin embargo esto es posible cuando se informa que el menor ha sido localizado o se tiene evidencia suficiente que su vida no se encuentra en peligro, ¿Quién lo hizo? El niño no ha sido localizado, la familia sigue buscándolo, nada se sabe de la madre y el acompañante, un caso por demás comentado, sin embargo no hay resultados, así como el caso de este pequeño, existen muchos más, a nivel nacional, las cifras son estremecedoras y la pregunta es ¿Dónde están? No existe dolor más grande que no saber qué ha pasado con esa persona que ya no llegó a casa, que se desconoce si sigue con vida, que la familia muere día a día, peregrinan de un lado a otro pidiendo respuestas y no existe nadie que pueda darlas, trámites burocráticos, indiferencia de las autoridades, información ambigua, el tiempo pasa y agudiza la incertidumbre, la apatía de no seguir la búsqueda, dar carpetazo al asunto mientras tanto continúan las desapariciones. La familia no se resigna, pero está atada de manos, sin saber a quién acudir, que hacer, solo llorar sin encontrar consuelo. En el año dos mil doce la hija de MIRIAM RODRÍGUEZ fue secuestrada en San Fernando Tamaulipas, pidieron rescate y se pagó, la madre denunció, ninguna autoridad la apoyó, ella tomó la decisión de buscarla, hizo lo que tenían que hacer los encargados de la ley, buscar, investigar. Dos años después encontró los restos de su hija en un fosa común, de esta manera encontró a más de la mitad de los asesinos y fueron encarcelados, sin embargo en México pedir que se haga justicia es blasfemar contra un sistema que se le ha escapado de las manos aplicar la ley. Miriam Rodríguez fue asesinada el diez de mayo de dos mil diecisiete, las autoridades sabían que esto podría ocurrir y nada hicieron por salvaguardar su vida. Hoy, una película, “La Civil” muestra la historia de esta madre por encontrar a su hija. Estamos en un estado de vulnerabilidad, las desapariciones van en aumento, nadie ve, nadie escucha, ¿Qué necesitamos como sociedad para frenar esto? ¿Qué decirle a las familias de los desaparecidos? Solo puedo expresar mi solidaridad, elevar una plegaria porque no existan más personas ausentes, por el regreso de aquellos que no sabemos ¿DONDE ESTÁN? Maestra Lorena Reséndiz
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