La tecnología nos ha transformado: desde la manera en la que aprendemos y trabajamos, hasta la forma en que nos comunicamos y entretenemos. Esto se debe a su naturaleza multidisciplinaria, la cual le permite, por ejemplo, impulsar la mayoría de las actividades económicas. Y es por ello que, hoy más que nunca, se convierte en un componente clave para el desarrollo y crecimiento de toda la sociedad.
Con el arranque del 5G, se espera que esta red alcance a mil millones de usuarios a nivel global al cierre de este año, en comparación con los cuatro y 12 años que les tomó a 4G y 3G, respectivamente, en alcanzar este número de suscriptores[1]. Adicionalmente, estará cubriendo 50% de todas las suscripciones móviles en todo el mundo para 2027.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer para alcanzar una verdadera inclusión digital en territorios como México, en donde parte significativa de la población aún no está conectada a internet y la que sí tiene acceso enfrenta obstáculos como un mercado altamente concentrado.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)[4], la conectividad, entendida como el servicio de banda ancha con una velocidad adecuada y la tenencia de dispositivos de acceso, condiciona hoy el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que puede aumentar las desigualdades socioeconómicas. Aún más en un contexto como la crisis sanitaria por COVID-19, en donde las tecnologías digitales han sido esenciales para mantener el funcionamiento de la economía y la sociedad.
Para ello, es primordial el rápido desarrollo de un ecosistema que impulse la innovación con propósito al tiempo que, desde sus bases, se procure una inclusión que permita a los mexicanos aprovechar la transformación y el potencial de las nuevas tecnologías. Un ecosistema 5G comprometido con la innovación en favor de todos, que acerque sus beneficios a la mayor parte de la población y contribuya a la recuperación económica del país.
En las ciudades, por ejemplo, poco a poco veremos cómo los sistemas digitales impulsarán a los sectores público y privado, consolidando avances y haciendo frente a los retos emergentes por medio de todo tipo de soluciones, como inteligencia artificial (IA), Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) y realidad aumentada (RA), entre otras. Además de aspectos como la comunicación y el entretenimiento, esto significa oportunidades sin precedentes de bienestar para la población.
Considerando que la base de los sistemas digitales que dará vida a las ciudades del futuro es el internet, el hecho de que 9 de cada 10 mexicanos ya tengan acceso a este servicio a través de su Smartphone permitirá que la población pueda acceder a beneficios como:
Incremento en el acceso a servicios educativos y de salud, así como a oportunidades de trabajo.
Rápida integración de negocios, escalable de acuerdo con la demanda.
Acceso a información clave que permitirá que las empresas de todos los tamaños tomen decisiones oportunas.
Nuevos canales de comercio que mejorarán servicios para los clientes.
Este escenario presenta una oportunidad única para que los sectores público y privado trabajen en conjunto para ir cerrando la brecha digital en los próximos años al tiempo que sientan las bases de estas ciudades del futuro. Desde AT&T México consideramos que lograrlo requiere de impulsar iniciativas que fomenten la inclusión, bajo tres aspectos cruciales:
Acceso a infraestructura
Asequibilidad de precios y equipos
Educación
La tecnología, la conectividad y los dispositivos móviles son piezas clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030[6] y eso convierte al ecosistema 5G en un importante catalizador de innovación y desarrollo para los siguientes años. Las ciudades del futuro serán realmente espacios de bienestar siempre y cuando promuevan la inclusión de cada uno de los miembros de su población.
Escribe AT&T México