Genial escritora mexicana llamada “ reina del cuento fantástico “ . Recuerdo que lo primero que leí de ella fue una magnífica antología de cuentos “ El huésped y otros relatos siniestros “, magnífica edición con espléndidas ilustraciones de Santiago Caruso y quedé sorprendido con su imaginación y calidad narrativa, la creación de ambientes misteriosos y personajes inquietantes. Amparo nació en Pinos Zacatecas, en 1928. En 1935 entró a un convento de monjas en San Luis Potosí. A partir de 1954 se trasladó a la ciudad de México, colaborando en importantes revistas y diarios. Su obra poética comprende los volúmenes “ Salmos bajo la luna “, “ Perfil de soledades “ y “ Meditaciones a la orilla del sueño “. Luego de este tercer libro desarrolló un interés por la narrativa. En 1959 publicó “ Tiempo destrozado “, colección de cuentos, a la cual le siguieron “ Música concreta “ ( 1964 ) y “ Árboles petrificados “( 1977 ). Para 1978 aparecen juntas las dos primeras colecciones de cuentos y en 1985 aparece “ Muerte en el bosque “ que reúne los cuentos de “ Tiempo destrozado “ más el cuento “ El entierro “ de “ Música concreta “. Considerada una de las cuentistas más notables de la segunda mitad del siglo XX , obtuvo el premio Xavier Villaurrutia en 1977. Fue secretaria del poeta, ensayista y diplomático Alfonso Reyes y contrajo matrimonio con el pintor Pedro Coronel, con quién tuvo dos hijas. En marzo pasado fue reconocida con el tercer premio “ Jorge Ibarguengoitia “ de Literatura que otorga la Universidad de Guanajuato por su trayectoria como cuentista. Le concedieron reconocimientos en 2008 por toda su obra y en 2015 le otorgaron la Medalla Bellas Artes por su aportación a la cultura mexicana, y al recibir el galardón afirmó que “ la esencia de mi obra está no solamente basada en la perfección formal de la técnica y en la palabra, sino en la vivencia “. Uno de sus cuentos más inquietantes y ya clásico es “ Alta cocina “, del cual recomiendo su lectura igual que de toda su obra. Y para terminar incluyo su poema “ Semblanza de mi muerte “: Que no muera un día nublado y frío de invierno y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras sin rostro que camina siempre a mi lado, o me aguarda al doblar la esquina, ese misterio insondable que no logramos develar y que angustia y perturba la existencia. Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y retoños, de pájaros y flores, a buscar mi jardín del Edén, mi Paraíso Perdido y gozar de los frutos de la vid y de la higuera, el perfume de los cerezos y el calor del sol que no se oculta nunca “. Se le concedió. D.E.P.
Escribe: Fernando Roque