sábado, abril 27, 2024

DE CÓMO NO TODA LA JUSTICIA DESEMBOCA EN EL MAR Por si no sabía…

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Buenos días, querid@s lector@s. Espero que una vez pasadas las tradicionales fiestas de muertos en nuestra República Mexicana, haya quedado en ustedes el recuerdo oloroso de haber meditado en lo que la vida significa para todos nosotros, y en su valor.
Esta vez quiero compartir con ustedes mi punto de vista acerca de los pormenores del incidente (accidental) en el que perdiera la vida el joven actor Octavio Ocaña, en el municipio de Cuautitlán Izcalli. Y no es que esta opinadora fuera “fan” del malogrado joven, sino que el cúmulo de irregularidades que fueron haciendo aparición pasadas las primeras horas del fallecimiento de Octavio, hicieron el efecto de hacernos voltear con nueva desconfianza para examinar el caso, pues sus imágenes se parecen mucho a algunos acontecimientos que están sucediendo en el país. Quiero decir, que los hechos del sexenio no han sido nítidos, sino que como en un mal sueño las realidad va aclarándose hasta que una despierta y ve todo sin difuminar. Lo primero que sentí al ver la persecución a toda velocidad, de la que fue objeto la camioneta que conducía el actor, fue miedo, sin que pudiera precisar por qué. Mi pensamiento fue: ¿qué debió de temer el conductor que arriesgó su vida y la de dos amigos para correr así? ¿Qué debe pasar por su cabeza para golpear dos veces a dos automotores y no detenerse? Lo primero que recuerdo es la declaración de uno de los policías diciendo que ellos no dispararon. Y así siguió diciéndolo hasta que en los medios masivos apareció la camioneta mostrando un disparo del lado derecho. Luego, sí lo hicieron, y esto responde en parte a mi sensación de temor y al motivo de la huida. Para colmo, la policía del municipio mencionado tiene una fama peor que la de Lozoya, quien por cierto ya se presentó en el Reclusorio para declarar.
Luego vino el detalle de presentar un balazo en la cabeza, como causa de la muerte del actor. Se dijo que Octavio había muerto en el sitio donde chocó su automóvil y así lo escuchamos, hasta que por las redes apareció el doloroso video donde se le ve vivo y moviéndose, mientras la policía sube a la camioneta y va alterando la escena del accidente. Y si no podemos afirmar ni probar que la alteró, sí que la contaminó. En uno de los videos se puede observar a uno de los acompañantes de Octavio, dominado en el piso; pero perdiendo el foco se alcanza a ver una mancha de sangre en el suelo del lado derecho del detenido y a la altura del sitio del conductor. ¿De dónde salió tal cantidad de sangre? No habiendo más heridos tuvo que pertenecer a Octavio, lo que hace suponer que su cuerpo salió del vehículo, o mejor dicho, lo sacaron los policías presentes en la escena, lo que aceleró, por necesidad, la muerte del joven. ¿A quién se le ocurre jalar al piso el cuerpo de un herido? Y además: ¿No sería más lógico que lejos de gastar tanto tiempo en la filmación de los hechos, hubieran acelerado la presencia de una ambulancia del Hospital de Lomas Verdes, tan cerca de la escena? O quien esto escribe ha visto demasiadas series policiacas estadunidenses, o la policía municipal está en pañales en esto de preservar la vida de los seres humanos, por más que ellos crean que están persiguiendo a la persona más peligrosa del mundo.
Por su parte, el padre del actor guardó un prudente silencio desde un principio, salvo porque dio a conocer que los dos acompañantes de su hijo eran personas de su mayor confianza “que lo cuidaban”. Pensé entonces: Dejemos que la familia sepulte a su querido hermano, hijo, sobrino, etc., porque la verdad del caso será cuestión de tiempo para aclararse, como sucede con Lozoya y el caso Odebrecht, que debe abrirse ya a la verdad.
Pero su servidora seguía pensando: ¿Cómo puedo sacar un arma de la guantera, empuñarla (hacia el tablero, obviamente), no soltar el volante y darme un tiro que atraviese ambos parietales? Si el actor aparece vivo en un video moviendo sus manos, ¿cómo es que después emerge muerto con un arma en la mano? ¿Por qué en la derecha si se dice que era zurdo? Todo parecía una historia del absurdo que se sumaba al dolor de la familia. Este martes pasado el padre del actor aseveró que es cierto que él tenía un arma, pero que el calibre de la bala que se recogió de la escena del incidente (¿crimen?) no corresponde al del arma propiedad de la familia, cuestión que ya raya en el colmo del surrealismo.
Recuerdo que muy al principio se mencionó que el actor y sus amigos llevaban dos días tomando. Increíble: si usted trabaja cuidando a una celebridad, ¿le va a dejar el volante suelto para que todos se maten en un accidente? ¡Claro que no! Pues así y todo salió en el forense un análisis positivo para alcohol y cannabis. ¡Peor! De la camioneta salieron 3 latas de cerveza vacías y una botella. Es para reírse si no fuera tan trágico. ¿Ese es un motivo suficiente para huir a toda velocidad? No. Para colmo, le roban su cadena de oro. Esta policía está de terror y es casi seguro que hubo un incidente previo, que no hemos visto, origen y causa del pavor que hizo correr así a Octavio Ocaña. ¡Pobre familia, pobre joven y pobre México! Ojalá aprehendan a los culpables de este crimen y a Lozoya, y no se le dé más chance de huir de la justicia. Ya ve usted cómo se peló el nuevo esposo de Ninel Conde.
Periodista Guadalupe Elizalde Gallegos

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