jueves, mayo 2, 2024

De cómo se hacen y deshacen las alianzas y con quién Por si Ud. no sabía

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Buenas tardes de nuevo a los queridos lectoras y lectores que siguen esta colaboración y, además, se toman la molestia de responder y ponerme en mi lugar. Muchas gracias, excelentes fiestas navideñas y les deseo todo lo mejor para el año que comienza. Déjenme les platico por qué nos hemos molestado con la abuelita de esta casa, que, de paso, sabrán que es la que lleva los pantalones bien puestos, no sólo por sus reumas sino porque trae colgado desde hace años un cinturón piteado bordado en seda pura, de esos carísimos que ya poco se ven. Ella dice que eso le da poder sobre nosotros y refiere que se trató de una herencia en vida, un regalo por favores recibidos de un hombre a quien nunca menciona. Eso sí, todos los días se inventa una serie de pleitos en los que nos vemos inmersos, queramos o no. Por ejemplo, se fue a apoyar a los estudiantes y maestros que están en paro en el CIDE, y hasta nos contó que por ahí se presentó Ricardo Monreal Ávila, a quien conocí desde que estaba en el PRI, lo mismo que el actual presidente de la República. Digo y dice mi abuelita, que este senador morenista abrió la puerta a la negociación, pero quizá no prosperen sus buenos oficios, porque los reclamantes ya salieron a cuento entre los que mienten, según el Ejecutivo. Los que constituye una pena es que las personas sean dejadas de lado sin tomar en cuenta sus méritos, pero también da coraje que quien manda en el país le tenga fe ciega a personal que no da el ancho en ciertos puestos, sobre todo a los que tienen que ver con la Universidad y los postgrados y, encima, los quiera imponer rompiendo con los pasos democráticos que deben seguirse. Esto, dígase lo que quiera, es vil corrupción: tanto violar las reglas internas de una instancia académica como acomodar en la dirección de los investigadores a quien no tiene sustento académico ni educación, la más mínima para conducirse. Y es que mi abuelita dice que hay dentro de la gente en el gobierno un grupo de ultras, extremistas, para que se entienda, que propusieron a Andrés Manuel tomar las escuelas para infiltrar una especie de indoctrinación que es a la que se refirió López Obrador en su “Informe” dado en el Zócalo . Aseguró que la mentalidad del “pueblo”, o algo así, se había modificado para siempre y que la gente (no dijo cuál) no volvería a pensar como antes lo hacía (sin comentarios). Sin embargo, la terca realidad nos dice otra cosa: nada ha cambiado. Los partidos siguen siendo los mismos y como oposición, PRI y PAN decepcionan. ¿Recuerda usted lo que aseveró Manuel Bartlett cuando en la Cámara le riñeron por enésima vez sobre “la caída del sistema” para dar el triunfo a Carlos Salinas sobre Cuauhtémoc Cárdenas? Declaró que después de ese hecho todo se había arreglado con un “acuerdo inconfesable” entre PRI y PAN (Prian). ¿Hubo, por decirlo así, un co-gobierno? No, el expresidente Salinas tenía los tamaños y el carácter para mover los hilos del poder solo o con su gente, y así lo hizo. Si acaso, algunos personajes del PAN se vieron privilegiados en el trato y a esto, López Obrador ha dado en llamar la “mafia del poder”, aliada con ciertas células del crimen organizado, a quienes fueron privilegiando por turno pero de eso no habla). Todo el PRI se unió al ideal de país que Miguel de la Madrid perfiló y Salinas consolidó. Cuauhtémoc Cárdenas pensaba muy distinto y por eso los priístas más definidos en la izquierda mexicana (que es especial) salieron del PRI y fundaron el PRD. Así que los que ahora se declaran anti neoliberales, pudieron irse, pero no lo hicieron. Pudieron moverse a otros partidos, incluido en Verde que es sólo un gozne en el lienzo partidista, uno muy caro para quienes sostenemos a los partidos con nuestros impuestos. Así que ahora no les queda clamar que cambiaron de forma de ser y de pensar, porque si no hubiera sido por la oposición popular y la presión para unir a la oposición en un bloque, ya se hubieran colado al poder (no saben vivir de otra cosa) para formar el PRImor. Los panistas que ahora entran a dialogar con el secretario de Gobernación, tienen su forma de querer intervenir y cambiar algunas decisiones del Poder Ejecutivo, pero se van a topar con una persona que “ni los ve ni los oye”, como diría el clásico. Ojalá no se quemen en el intento ni le den a Manuel Bartlett otro motivo para contar una nueva triste historia, por este acercamiento que no será cogobierno. Morena con PAN es como intentar que se crucen un avestruz y un tejón. De: Guadalupe Elizalde

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