sábado, mayo 4, 2024

De cómo una llamada de atención puede no ser un regaño Por si no sabía…

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Buenos días estimad@s lector@s. Como siempre, estoy encantada de saludarles y agradecida porque este esfuerzo revele lectores que esta escribidora ni siquiera soñaba. Gracias por prestar atención a mis palabras y hasta donde ustedes estén quiero enviarles un cariñoso, aunque dolorido, abrazo, ya que no me he sentido muy bien. Estoy como decía mi tía Chelito (qepd): llega un día en que una es como la “oveja vieja” a la que todo duele; cuando no es la pata es la oreja y si no toda pareja.
Pues para que vea usted que todo coincide en la vida. Los poderosos salen del país y se reúnen en la ONU, no en la conferencia grande donde los personajes son oídos por sus pares, urbi et orbi, no, sino en esta pequeñita que acaba de ocurrir y a la que se presentó el Lic. López Obrador para hablar de sus sueños de fraternidad y amor universal, pero y sobre todo, conferenció en contra de la corrupción a cuyos efectos puede atribuírsele todo mal. Y me pregunté: “La ineficacia en los niveles más altos del gobierno, ¿es una especie de corrupción?” Y me respondí que sí.
Quizá porque el presidente de la República piensa semejante, lanzó un regaño a la Secretaría de Salud por no haber surtido a la fecha los medicamentos necesarios para los niños mexicanos y adultos que los acompañan. Y es lógico que el mandatario se sintiera incómodo: tas el regaño que le dio a la ONU por no haber cumplido con la obligación de asistir a los países más pobres con el surtimiento de vacunas, voltea a su país y se encuentra con reclamos de salud que tocaron su conciencia.
Pero, como todo, ésto tiene historia. Los padres de los niños con cáncer han venido quejándose desde comenzado este sexenio, por la falta de medicamentos. No sé si usted sabía esto: si un tratamiento no es administrado el día o fecha en que lo programaron, es como volver a empezar; todo se desordena y el cuerpo olvida en qué parte del tratamiento iba. Esto ocasiona gastos muy fuertes que no deberían de ser y que caen en dos puntos clave: la vida de los enfermos, la más importante, y también el sobregasto que significa volver a comenzar (lo menos importante). Sin embargo, gastar así, echar a perder los fines del presupuesto puede ser denominado corrupción. Si usted ya se dio cuenta toda la historia del sexenio va pegando en Salud: Los asuntos del Covid; compra a sobreprecio de concentradores de oxígeno (Bartlett hijo), falta de medicamentos generalizado en las clínicas y hospitales Covid; falta de insumos para los médicos. Los tratamientos contra el cáncer son la música de fondo en el tiempo que lleva gobernando Morena. También faltan toda clase de medicamentos en las clínicas y hospitales del gobierno.
Cada y tanto se han manifestado los padres afectados con sus hijos. Han sido acusados de todo. Los funcionarios, una y otra vez, han declarado que ahora sí “ya hay surtido completo”, para salir al rato con la rete necia verdad: no es cierto, todavía no llegan.
Toda la movilización que han hecho los afectados, las denuncias en la prensa, las pruebas publicadas no han servido para que el Ejecutivo de la Nación reaccione. Tuvo que llegar una mujer cualquiera, una ciudadana de a pie. Tuvo que acercarse a AMLO, que no debe ser fácil, para decirle lo mismo que repetimos y repetimos desde que comenzó López Obrador a gobernar: hay desabasto generalizado, escúchenos. Y entonces el presidente reaccionó y dio un manotazo en la mesa. Si no puede controlar a sus subalternos, el gobierno es ineficaz. Si no tiene control con lo que hacen con el dinero del presupuesto, la ineficacia trasciende a lo social; si no sabe lo que ocurre en el país, pues no vive donde sus gobernados. En fin, lo que nos perjudica se equipara a la corrupción, confíe o no en el secretario Alcocer: 16 estados de la República Mexicana carecen de medicamentos contra el cáncer, y lo que vaya acumulándose.
Periodista Guadalupe Elizalde

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