El discurso político del Señor Gobernador Mauricio Kuri es insípido y deshilachado. La palabra no ha sido, ni es, propiamente una de sus fortalezas en su meteórica y ascendente carrera política: otras son sus cualidades. Consciente de ello recurre a lugares comunes para disimular su orfandad ideológica. No dudó en afirmar que las elecciones del Estado de México: “Fueron un triunfo de la democracia, ganó la democracia”, Eufórico remató: ¡Qué viva la democracia!”. Eso es tan absurdo como decir después de la tragedia del Estadio Corregidora: “Ganó el futbol. ¡Qué viva la pasión futbolera!”
La democracia tiene como fundamento la participación ciudadana, no puede ser un triunfo de la democracia cuando el Estado de México tuvo uno de los índices de abstencionismo más altos del país, batió su propia marca de sus últimas elecciones, apenas votó el 50%.
¿Cómo pudo decir Kuri que fue un triunfo de la democracia? Si fue una elección de Estado en las que el partido ganador recibió todo los recursos humanos y materiales, no solamente del gobierno federal sino de otros estados gobernados por Morena. Fueron detenidos el día de las elecciones operadores de otros estados con armas y dinero para comprar votos.
¿Cómo puede decir Kuri que fue un triunfo de la democracia? Cuando se pagaba a los electores por su credencial y por aceptar un cambio domicilio. El operativo fue explicado por uno de los reclutados: “Vinieron hace algunos meses, me pidieron mi credencial de elector y me dieron mil pesos. El día de la elección me trajeron mi credencial con otra dirección en el Estado de México, me llevaron a votar, al terminar me dieron ocho cientos pesos y me invitaron a comer”. ¿Esto es un triunfo de la democracia Señor Gobernador? ¿Cómo puede gritar vivas a la astucia, a la trampa y a todo tipo de torceduras políticas?
¿Se puede hablar de democracia cuando a los burócratas se les negaba pagar su salario y se les prometía que les sería cubierto si su candidata ganaba las elecciones?
Ganó un equipo de campaña acusado de malversación de fondos por casi mil millones de pesos. Ganó una candidata acusada de pilla, que perdió los debates; juzgada y sentenciada como una delincuente electoral. Autora de una frase que le garantizará un lugar en la historia de las metidas de pata: “Lo importante son las palabras, no los hechos”.
¿Se puede gritar vivas a la democracia cuando las encuestadoras desvirtuaban los resultados para desalentar a los opositores, afirmando que la ventaja de la candidata de Morena era hasta del 30%? Al menos el Señor Gobernador no gritó: ¡Qué vivan las encuestadoras!
Obviamente no sugiero que Mauricio Kuri se erija como juzgador crítico de las elecciones del Estado de México, pero tampoco había necesidad de que se sumara airoso, por mínima congruencia de ética política y como miembro de un partido de oposición, y diera una maroma como un porrista más del triunfo de Morena.
Me pregunto: ¿Cómo es posible que el Señor Gobernador Mauricio Kuri haya considerado y pregonado que las elecciones del Estado de México son un triunfo de la democracia, cuando fue una feria de trapacerías sin ninguna distinción partidista? ¿Por qué lo hizo? A lo mejor le quiso decir al Presidente y a los próximos contendientes a cargos de elección popular, no se preocupen, en Querétaro, pues como en las elecciones del Estado de México: “Todo vale”.
Me inclino a pensar que Mauricio Kuri sigue sin percatarse que ser gobernador, no es lo mismo que ser gerente de una fábrica o de un negocio. Que no vale actuar, como algunos de distinguidos miembros de la etnia empresarial, de la que profesionalmente proviene, cuya frágil convicción patriótica se resume en: mientras no me afecten en mi empresa, que se vaya el país al desbarrancadero antidemocrático.
Escribe: Edmundo González Llaca
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