Pareciera que a Andrés Manuel López Obrador “no le ha caido el veinte” que la campaña por la Presidencia de la República pasó hace más de tres años, y lleva ya medio sexenio de ser jefe de estado. Llama la atención su actitud conflictiva, divisionista y peligrosa para muchos mexicanos. ¿Por qué insiste en dividir y confrontar a los distintos sectores de la población en sus mañaneras y en cada evento que con cualquier pretexto hace a lo largo y ancho del territorio nacional?
¿Qué hay detrás de todo esto y cómo se explica? Según la Asociación Americana de Siquiatría, las personas que en su grado máximo tienen una personalidad desajustada, pertenecen al grupo dramático de los desordenes de personalidad, también conocido como DSM-IV. Estas personalidades con perturbaciones en las dimensiones emocionales, afectivas y motivacionales y están caracterizadas por un patrón de excesiva busqueda de atención, utilizando la manipulación para conseguir lo que desean.
Estas personas necesitan llamar constantemente la atención y para ello suelen tener habilidades sociales, parece que tienen una sólida autoestima aunque esto no es así y necesitan reafirmarla con sus constantes demandas de atención. Son como los niños que se porta mal o que hacen actuaciones cantando o bailando con el fin de atraer la atención de los adultos. La finalidad de este tipo de personas es no pasar inadvertidas y causar sensación por donde vayan. La conclusión no me agrada pero no me lo explico de otra manera.
Claro que esto no es ajeno a la ambición poder para utilizarlo en beneficio personal y de su grupo. Lo grave consiste en que ambos factores combiandos ponen al país en riesgo al ser utilizados por grandes poderes externos como pasa actualmente. Al final los platos rotos los pagamos los mexicanos. Todos los días López Obrador abusa del poder que le dieron los ciudadanos para atacar en público a la prensa con bajezas, aprovechándose del micrófono, del poder presidencial con calificativos que se replican por sus seguidores en las redes sociales con insultos, y amenazas. El “¿Quién es quién en las mentiras?”, por ejemplo, agrava las circunstancias de violencia a los periodistas.
Y así ataca un día sí y otro también a políticos de partidos opositores, gobernadores, empresarios a quienes en reiteradas ocasiones ha llamado “mafia del poder”; particularmente a los dirigentes de la Coparmex, padres de los niños con cáncer que exigen medicamentos, padres de menores de edad que el gobierno ha tenido que vacunar contra su voluntad por ordenes de jueces, científicos del Conacyt a quienes no sólo les quitó los fondos sino que pretende encarcelar.
Y desde hace semanas, a los estudiantes de la UNAM, probablemete porque como lo reveló una encuesta del diario El Financiero, Morena perdió a los votantes con educación universitaria, pasando de ser la opción predilecta de las personas con estudios universitarios, al rechazo de la mayoría de ese sector poblacional, pues, la elección del 6 de junio arrojó que el 33 por ciento de las personas con estudios de educación superior votó por el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que el 49 por ciento lo hizo por la alianza PRI-PAN-PRD.
En 2018 el 48 por ciento de los universitarios votó por Morena y el 40 por sus partidos rivales. El apoyo de Morena es de las personas con menos estudios, pues el 55 por ciento de las que tienen únicamente educación primaria votó por esa opción política, mientras que el 36 por ciento votó por el PRI-PAN-PRD. Y no conforme con ello, el pasado viernes se lanzó contra los “conservadores” y “neoliberales”, propomtores de la creación de los organismos llamados, los “Nuevos Derechos”, del feminismo, ecologismo, los Derechos Humanos y Protección de los Animales, supuestamente para desviar la atención de la gente sobre el saqueo y la corrupción, cayendo en el desquiciamiento total. ¿Por qué los ataca?
Pero nada ha dicho contra los narcos, el crimen organizado, contra Napito, Senador morenista que se robó 54 millones de dólares de los trabajadores mineros, los morenistas evasores del fisco en los paraísos fiscales que aparecieron en Pandora Papers, la libertad de Lozoya o los acuerdos con Peña Nieto para llegar al poder, etcétara. Es este el jefe de estado que necesitamos los mexicanos?
Jerónimo Gurrola Grave
Dirigente Estatal de Antorcha Campesina A.C.
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@jgurrolag1