Estimado lector, ¿Alguna vez te has visto en la necesidad de realizar un trámite ante una institución de gobierno? Si no es así ¡Felicidades! No te ha tocado vivir un verdadero calvario. Si eres de los mortales que se ha visto en la fila de cualquier ventanilla para solicitar un documento, información o gestionar una pensión, una aclaración, una incapacidad, sabes de las vueltas que se dan, de toparse con un muro infranqueable de requisitos, de regaños, de malas caras e indiferencia de los servidores públicos. Por ello invito a que lean y comenten este escrito, lo analicen y si es posible, lo comenten.
Todos en nuestro país hemos pasado por algún trámite ante alguna oficina de gobierno y bueno, todos sabemos cómo es esto. Estamos a merced del funcionario que este “atendiendo” la ventanilla.
Entiendo y considero que la mayoría entendemos que ese funcionario está realizando su trabajo y que es su deber revisar a fondo todos los detalles de la documentación y/o requisitos que debemos presentar y cumplir; sin embargo, todos, y seguramente en esto todos estamos de acuerdo, todos nos quedamos con la idea de que todos los funcionarios de ventanilla gubernamental, están buscando el más mínimo detalle para no realizar el trámite, mandarnos por algo más y ponernos trabas al por mayor. Siempre están buscando la manera de COMO NO REALIZAR EL TRÁMITE.
Para empezar, para una fila de 50 o más personas y creciendo, solo hay una ventanilla de atención.
Si observamos en esa misma oficina, están otros funcionarios que no están haciendo nada e incluso están en gran platica con café y todo.
No hay en las oficinas gubernamentales a quien se le ocurra algo para que la gente no esté perdiendo miserablemente el tiempo en una fila que dura horas, cuando con un poco de inteligencia, la atención puede hacerse en minutos.
No siempre es falta de personal o recursos. Es falta de inteligencia, falta de espíritu de servicio, falta de empatía con el público asistente. Es falta de buena voluntad, falta de profesionalismo.
No se les ocurre poner a la vista el horario de servicio para que la gente calcule si alcanzaran a atenderle o no y mejor regresar al día siguiente más temprano. No, eso no se les ocurre. Simplemente les llega su hora de salida, cierran su ventanilla y fin de la historia.
A todo esto, hay que agregar el mal trato del funcionario con el público que requiere ese servicio. No se les puede objetar nada. Son como semi Dioses intocables.
No tiene caso narrar más detalles del servicio que se ofrece en las oficinas gubernamentales. Todos conocemos esas historias.
DESDE LUEGO; EXISTEN SUS HONROZAS EXCEPCIONES QUE SON BASTANTE NOTORIAS Y HASTA SORPRENDENTES POR SALIRSE DE LO COMÚN DE LO QUE SUCEDE EN LAS OFICINAS GUBERNAMENTALES.
Todo esto no es nada nuevo. Llevamos toda una vida padeciendo esto; entonces ¿Porque nadie hace nada?
¿Dónde están los Diputados? ¿Dónde están los Senadores? Por hablar del poder legislativo
¿Cuándo se ha castigado a un funcionario de ventanilla por su negligencia?
¿Qué autoridad puede sancionar esas conductas?
¿Por qué no es posible comunicarse directamente con los diputados y senadores?
¿Por qué no hay un canal de comunicación directo entre diputados y senadores con los ciudadanos?
No solo es necesario castigar, sancionar esas conductas. Es muy necesario prevenirlas seleccionando adecuadamente al personal y una vez en servicio, mantener un sistema de capacitación permanente a ese personal y entonces si, después de capacitarlos adecuadamente, entonces si castigar y sancionar a quien no realice de forma profesional su trabajo.
DERECHOS HUMANOS ¿Por qué ahí no hacen nada? ¿Por qué se obstinan en defender a delincuentes y no defienden al público de los funcionarios gubernamentales?
PARTIDOS POLITICOS ¿Por qué no hacen nada al respecto?
Ya es tiempo de que se tomen acciones sobre este lastre que se está eternizando en el sistema gubernamental.
Lo que deberíamos de hacer si las instituciones, autoridades y quienes tienen el deber de hacer algo y poner solución a esto no lo hacen, lo podemos observar en la película llamada Banana Joe, con el actor Bob Spencer. Vale la pena observarla y hacer sus deducciones.
Escribe Lorena Reséndiz