miércoles, mayo 1, 2024

De cómo pasamos de la adoración al repudio Por si usted no sabía…

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Excelentes días tengan sus mercedes. Gracias a las y los lectores que hacen el favor de acudir a este espacio para abrevar un poco de este realidad tan necia, capaz de derrotar las más absurdas creencias. En un extremo loable, somos un país de fe y eso precisamente nos lleva al lado contrario: ser también una sociedad crédula, capaz de llevarse a la boca el pan que se encuentra al paso así esté envenenado. Y ahí le van dos ejemplos: Mi abuelita ya está creyendo que la joven Debanhi Escobar Bazaldúa, quien fuera encontrada sin vida en una cisterna de un hotel, en el municipio de Escobedo, NL, se suicidó. Esto lo escuchó en algún canal de esos anti éticos que pululan en las redes sociales. Pero no la culpo, por el camino anda la misma Fiscalía de Nuevo León, al decir que su muerte se debió a un accidente. Y todas las dudas surgen de un hecho por lo más extraño: ¿cómo una víctima de un golpazo mortal en la frente va a quitarse unos tenis Converse de botín? ¿Cómo poner cuerpo y tenis en un lado de la cisterna, el bolso en un murete de 2.14 mts, y al otro lado de éste el celular, las llaves y otras zarandajas que cargamos las mujeres? Les menciono el tema porque es un escándalo más en la vida de las mujeres mexicanas. Va pareciendo cosa de cinismo nacional esto del maltrato llevado al extremo homicida contra menores de edad, señoritas, mujeres hechas y hasta contra ancianas. El feminicidio es un asunto de odio, y si esto no se entiende no vamos a poder darle la vuelta al problema; pero también es una lucha desigual de poder. Es un “yo te ataco porque en el fondo desprecio lo que tu sexo representa; te ataco porque puedo; acabo con tu vida para saciar un odio que nace desde un pasado casi generacional”. Atacan, violan y secuestran para satisfacer un “YO” enano, desmerecido, sin valor, depreciado; o también para cambiarlo por dinero en la trata de blancas, que viene siendo el mismo motivo. Quisiera dejarles una tarea: ¿Cómo pasamos de ser un país donde la madre era sagrada igual que las hermanas y hasta las abuelas, a uno donde se desprecia de una manera tan exagerada la vida de las mujeres? Esto fue una vuelta de tuerca en el país, del que nadie se dio cuenta. Pero pasando a otro tema, sin dejar del todo éste de trascendencia inmedible, cambiemos de escenario. Póngale usted que tenemos delante la oportunidad de cambiar nuestras vidas, porque veníamos de un pasado amargo donde nos mentían, se robaron lo que podían, nos despreciaban como pueblo, etc. Y crédulos como somos a veces, esperamos la “venida del héroe que nos rescate” de esa realidad febril y estúpida. En el medio tiempo NO hacemos NADA más que quejarnos; es decir, no crecemos como sociedad ni echamos a andar mecanismos que nos salven a todos, como actuaría una familia bien organizada. Surge un supuesto héroe que lo mismo se disfraza de Juárez que de Hidalgo, Morelos y si lo dejamos, hasta de Leona Vicario. No nos damos cuenta de que quien aparece con todos los atuendos en realidad es un actor, no una persona. Para comenzar, no organiza nada: desmantela la ayuda que la sociedad ya tenía. ¿El motivo?, “porque se lo robaban” (todos aplauden). Conmigo no habrá corrupción (todos aplauden). Yo les daré dinero en su manos (todos la estiran). Se entiende, la necesidad es mucha en algunos casos. Mi abuelita está convencida de que mientras tengamos de qué comer jamás aceptará un peso del gobierno, para que otros que no tienen lo indispensable lo aprovechen. Y todo parecía ir bien hasta que se volteó una camioneta que acarreaba votantes en Chiapas para la “revocación de mandato”. Entonces sí lloran y gritan que los llevaban a fuerza o les quitaban los apoyos. Dados los resultados de esa absurda votación que quiso ser una ratificación, el gobierno que la organizó le echó todo el dinero y los recursos del estado y hasta llevó los votos se dio cuenta que había perdido mucho. ¿Saben? El silencio es también una postura política. De 92.8 millones de votantes 77.8 no salieron de sus casas; eso es desprecio. 1.4 millones de mexicanos estuvieron integrados en las casillas gracias al INE, y más de un millón querían mandar al Presidente a su hacienda. El padrón creció; entonces 15 millones de votos nada despreciables es en realidad un retroceso mayúsculo… Quizá la gente se cansa del odio, la diatriba diaria, el regaño y el puño cerrado sobre la mesa. Madres autoritarias y maltratadoras crían hijos rebeldes. El totalitarismo sumado al no hacer, no es una buena combinación para la sociedad mexicana. El capricho porque sí, destrúyase lo que se destruya, tampoco. La mayoría prefiere la alternancia. Y al tiempo… Escribe: Guadalupe Elizalde
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