martes, diciembre 10, 2024

Elogio a San Juan LOTERIA (“Corre y se va que corriendo con”)

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LAS EXTENSIONES DE LA CANTERA: MISCELÁNEA DE ABECEDARIOS Bajo este membrete rotulado de grafemas intimistas que exteriorizan sus murmullos y deambulan en los vaivenes sospechosos de los ruidos, sumado al manifiesto ejercicio de inmersión en el eco coincidente de las palabras del poeta portugués Fernando Pessoa: “la poesía es un oficio de ciegos tercos”. Tuve la dicha de participar en la Segunda edición especial de Elogio a San Juan del Río, premiación realizada el pasado 25 del junio del presenta año. Les comparto parte de mi itinerario a través de esta miscelánea de abecedarios.
“La ciudad te seguirá donde quiera que vayas”. Constantino Kavafis
EL PUENTE DE LA HISTORIA Calendarios híbridos al peregrinaje del alba revelan siluetas transidas de paradojas bajo intrincados hematomas en las sienes de cantera y grietas que bordan los párpados del eterno insomnio. La epidermis de los pájaros se enreda en ardores fríos cuando los atardeceres afilan las vértebras del sol y las tierra anega sus arrugas en saliva de insectos. Sediciosa ruta de hebras de verde maleza donde las hormigas custodian sus dunas y los fantasmas florecen con cenizas de colores. El Inventario aceroso de las runas entre hemorragias anegadas en la sed del río y una arteria garganta del horizonte: El Camino Real de Tierra Adentro.
LA PLAZUELA (GUADALUPE VICTORIA) El ombligo donde se fraguaron los primeros acertijos con fragmentos oníricos zurcidos de misterios donde la memoria es un estribillo de magnos labios y carcome la ecuación de los sentidos. La utopía ancestral de batallas pueriles empapadas de recreos inimaginables y bulliciosos entre tumultos de agujas de luz incandescente cuando las venas de la tarde enloquecen y los alambres arbóreos asilan insectos. La semántica de la risa mastica iconografías lúdicas enmarañadas en la hondura de un sueño-niño cuando la primavera desliga el vocablo de un latido entre recuerdos con alas de cometa que la trenza del fuego disimula en el olvido. Aquí el sitio donde el asta bandera malcriaba al viento interfecto yace en el cortejo de neumáticos indolentes en la romería que sembró asfalto sobre las piedras y excitó ulceras en los muslos de las banquetas. Arturo Hernández Hernández

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