domingo, abril 28, 2024

Escuchando Reggetton Cubano MotelGarage

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Le vimos. Mejor dicho, les vimos. Allí venían. Ya el sol estaba alto. Un calor sofocante. Allí venia Raulito Castro. Un gigantón de poco más de dos metros de ojos verdes graduado del Instituto Superior de Educación Física y Deportes de Santa Clara. Que habla bien el inglés, francés, alemán y ruso. Dejo de ejercer su carrera a principios del Periodo Especial para trabajar como bailarín en un cabaret de Varadero. Se autonombro así para causar la risa de la otra parte. Y así es la mayor parte de las veces, usar el humor como bálsamo para los males. La mayor parte de la otra parte se caga de la risa. Para luego pasar al cuestionamiento, ¿por qué esa mirada, acere?, con una mirada picara y una sonrisa cómplice. Le gusta sentir como se siente escuchar su nombre en la otra parte. Para la otra parte seguir cagándose de la risa del tamaño de un estadio de béisbol. Se caga de la risa. Él sabe muy bien que en la isla lo que los jefazos no saben, se lo imaginan; como dice la canción se lo imaginan. Un perro amarillo levanto la pata y meo el poste de la esquina donde se ha acumulado una montaña de basura. Una montaña de basura que minutos antes había sido objeto de revisión de una pareja de ancianos que se fueron con las manos vacías. Escarbaron, buscaron a fondo. Camina muy recto. Acompaña a un yuma. Un yuma con una cara de mariconazo que no se la quitaba nadie. Un yuma blanco y rubio con un ridículo movimiento de caderas. Un yuma afeminado que viste short corto entrefundillo, tenis blancos y camiseta nike blanca. Para nadie es secreto que Cuba es uno de los principales destinos del turismo sexual en el mundo. En la década de los 90 con la apertura del turismo la prostitución aumentó exponencialmente. Raulito Castro vestía camiseta nike, pantalón de mezclilla y tenis adidas. Todos nuevos a simple vista.
En un país tan musical como el cubano, paso por la calle una bomba rodante, un Ford de 1954 cuya carrocería original ha sufrido no pocos cambios, al igual que su corazón mecánico. El motivo es muy simple. Ahorrarse dinero. Quienes sean detenidos por manejar un auto que funcione con gas de cocina son sancionados con cuantiosas multas y el decomiso del tanque de gas de gas. A su vez, se les puede retirar la licencia y, si se comprueba riesgo evidente en la transportación de pasajeros, hasta pueden perder el auto.
El solo hecho de una pérdida de gas que entre en contacto con un cortocircuito puede hacer que se produzca una explosión en plena calle”, señaló hace algún tiempo una nota al respecto publicada por el periódico oficialista Granma.
Muy pocos carros se mantienen con sus piezas originales, ya que la gran mayoría son una especie de Frankesteins, ese taxi tiene componentes de al menos seis países diferentes. Ese taxi tiene motor alemán, el timón es de un lado ruso, sus frenos son japoneses, la caja de velocidad italiana y el radiador húngaro, para que finalmente caminen con gas de cocina, algunos tienen una peste a luz brillante (kerosene) que cuando uno se baja se le queda pegada en la ropa, con aquella canción que más ha sonado y gustado en Cuba: Viste cómo tengo el tubo…viste como tengo el tubo. tubo, tutubo, tutubo, tutubo, tubazo…Tubo, tutubo, tutubo, tutubo, tutubo, tubazo…
Se detuvieron. Raulito Castro se tocó la entrepierna por encima del pantalón. Vive de eso, su economía esta basada en ese producto. El asunto es que uno tiene que ser pragmático en la vida. La vida no es para andar soñando, es su filosofía, pero para Yenisley, ese gigantón está loco de remate y con tal de sacar billetes pone a templar hasta a su madre con Satanás, en el infierno, porque está muerta. El yuma lo noto. Miró para todas partes y se acercó. Disimulo y lo toco. ¡Pa´su madre! Los vimos.
Ese yuma está caliente pal cajo, dijo Raquelita, quiere un tubazo de ese negro gigantón y sabe Dios qué otra cosita más. El yuma meneo las caderas, sacando la lengua y meneando las caderas echando su cuerpo hacia adelante y hacia atrás, en perfecto sintonía con el sexo violento evocado por la canción.
Jajajajajaja estábamos cagados de la risa. ¡Ay Agutico, mi amol! Mira como perrea el yuma ese – dijo Raquelita. De pronto el yuma afeminado grito con un gesto teatral que soltó su mano del freno de emergencia al que se había aferrado. Una rata había salido del hueco de un caño, cruzo la calle a toda velocidad y se zambullo en aquella rebosante montaña de basura para instantes después y quien sabe de dónde pero un sinnúmero de perros salieron tras aquella rata. Nos pegamos unas risotadas mayúsculas, mientras Luisito grito: ¡La calle es de los revolucionarios! Raulito Castro y el yuma también se cagan de la risa. Esta isla está llena de vida, le dije a Raquelita. A cada rato aparece algo que te sorprende.
Raulito Castro había salido muy temprano. El corazón le latía con más fuerza y casi se le salía del pecho. Como era de esperarse, el asunto no iba a tardar en provocar numerosas reacciones. Ya toda la cuadra sabía que iba a llegar el yuma. Su pareja. Ya toda la cuadra sabía que iba a llegar el yuma, músico de una de esas bandas rocanroleras, gritones y afeminados. Su manutención. Raulito Castro no tiene problemas. Los problemas son para otro. Para otros. Para la gente detenida allá en la otra cuadra donde hay un bar con cierto aire miserable y perdido, sólo para borrachines pobres. Gente que no sabe qué pasa. Gente sin hacer nada, sin esperar nada. Gente arraigada en una losa de cemento. Se respira con dificultad por la humedad y el calor.
Toda su vida ha sido un hombre feliz. Un tipo feliz. Ya ni se diga desde que conoció al yuma. Ya no se diga desde que dejaron de perseguir a los afeminados. Salió con su mariconera al hombro, carné dentro, además la estampilla de la virgen de la Caridad y muchos dólares. Muchos dólares. Muchos dólares que abren todas las puertas. Los dólares que son la fuerza. La moneda norteamericana que en la isla siempre está a la alza. El orden. La razón, felicidad. Sin duda la moneda del yuma son el Dios de la Isla.
Los precios del dólar y el resto de las divisas extranjeras que se cambian en Cuba siguen cuesta arriba. Todo lo venden en dólares. El comunismo cubano es así de oportunista. Si el Franklin, el Lincoln y el otro vieran cómo están metidos en la melcocha en que están, les da una cosa”, comento Raquelita. El dólar cada vez está más cerca de los valores de cambio que alcanzó durante el llamado período especial. No se alcanza a ver la luz al final del túnel. La constante revalorización del dólar ha provocado una estela de memes en Cuba, donde el peso aparece como el pariente pobre frente a la moneda norteamericana, que ha incrementado su valor en paralelo con la hiperinflación que golpea a la mayoría de los cubanos.
En varias ocasiones el Banco Central de Cuba ha dejado claro que la isla no dispone de divisas suficientes para vender a la población. Mientras este escenario no cambie, la voz cantante la seguirá llevando el mercado informal.
Entraron a la casa. La puerta estaba abierta. ¨Se las encargo¨ había gritado a los cuatro vientos, ¨para que aprendan que en esta nueva sociedad el que no trabaja no come¨, grito más fuerte. Grito para que todo el mundo le escuchara. ¨Solo te pare una madre, solo se nace en un país, lo más que se quiere es a los hijos y solo se tiene una vida. Entonces, si no haces por tu vida, por tu madre, por tus hijos y por tu país, ¿por quién haces? Esto es cuestión de tiempo. Como solía decir mi bendita abuela que-en-paz-descanse: O cambias o te lleva quien te trajo”. Para que le pusieran atención mis amigos y yo que gustábamos de jugar ajedrez y domino cubano acompañados de cerveza Cristal y Bucanero bien frías para espantar el calor de Varadero. Entraron. La mejor casa de Varadero. La remozada casa. La nueva casa. Es de color blanco.
Un arbusto sale de una cuarteadura en la fachada y sus ramas trepan hasta el segundo piso y están por llegar al otro piso. Las paredes son blancas y muy limpia. Paga porque unas señoritas, como las llama, aunque en realidad hace mucho tiempo que dejaron de serlo, le mantengan la casa muy limpia. Es un gasto más del negocio, pero es una inversión necesaria para andar tranquilo. Orula le dio la cabeza para los bisnes.
La ropa de cama la cambian cada día. La casa del hombre nuevo, del macho nuevo que soñó el Che Guevara. Ser homosexual ya no es un delito. Ya a los pájaros no los recogen por mazos en el malecón de la Habana para mandarlos a hacerse hombres en las unidades militares de apoyo a la producción curarlos de su desviación sexual mediante la terapia del trabajo. Con el pasar de los años y ante el escaso número de curados que producía las unidades de producción, las cosas se fueron suavizando para pasar a una apertura y una libertad sexual como Cuba no había conocido antes. Ya no les impiden estudiar en la universidad. De un tiempo para acá los dejan hacer películas, exponer pinturas y publicar libritos de poesía. Ni en el Ejercito es un deliro ser homosexual.
Cuatro viejos agobiados por los humos del alcohol venían trastabillando por la acera. Muy delgados, sucios, patilludos, apenas vestidos con unos harapos, con un trozo de pan en una mano pero muy animados, conversando y cantando trova los cuatro al mismo tiempo. Me pidieron un vaso de ron. Me lo pidieron a mí. No ha Raquelita ni a Yanisley mucho menos a Luisito. Se los di. No un vaso. Les di la botella que estaba a la mitad para continuar por la calle cantando trova cubana. Raquelita y Yanisley estaban de pie, mirándome. Les gusta verme así. Bebiendo ron, cerveza y fumándome un tabaco. Yo me siento bien en La Habana, soy muy cubano aunque no nací en la isla. No podría vivir en ningún otro país. Locas porque yo les diera un pingaso. Sólo de mirarlas tuve una erección inmediata.
Raulito Castro y el yuma cerraron la puerta. Para demostrarle al imperialismo yanqui lo que es capaz de hacer un pueblo en revolución. Se escuchó reggaetón cubano a todo volumen: Te voy a masticar como goma de mascar, te voy a masticar, te voy a masticar… Augusto Sebastián [email protected]
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