miércoles, mayo 1, 2024

Hay amores. ¡Ay amores#VerdadesqueacomodaneincomodandeLorena

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Dentro de los rincones de la memoria guardamos sueños, recuerdos, amores, palabras, que permanecen silenciosas, agazapadas, buscando el momento de hacerse oír, de salir y mostrarse, gritar que no quieren ser apagadas, que tienen una historia que contar.
¿Quién no ha tenido un amor extraordinario que lleva prendido en el alma? Que al solo evocarlo, un largo suspiro escapa, una sonrisa se dibuja como luna menguante y el cuerpo se regocija con alegría.
¿Quién no ha tenido un amor que dejó una herida que no cierra? Aún lastima, sangra silencioso y vierte lágrimas que se esconden, ahogando el sonido para que nadie se dé cuenta que sigue ahí, agazapado, sin esperanza, sin cura alguna para sanar.
Guardamos pedacitos de palabras que no dijimos, nos faltó tiempo, quizá coraje, soberbia, valentía, decisión. Las dejamos ancladas en el miedo, sin oportunidad de ser escuchadas, inmersas en la oscuridad del silencio.
En algún lugar concebimos sueños que danzan, que forman espirales para salir al mundo, hacerse realidad, correr tras la vida y coronarse con la satisfacción de haber ganado.
Así son los amores, algunos siguen en secreto, guardados en algún rincón de la memoria, aferrados a no irse, a no morir.
“De vez en cuando me asomo al pasado, la nostalgia me dibuja una sonrisa, algunas veces, me ve llorar”
Se acerca el día de San Valentín, por doquier se miran todo tipo de detalles, rosas, tazas con chocolate, y muchos artículos alusivos más. Laten corazones emocionados, los ojos brillan, es un día especial. Dicen que para el amor no hay edades, y como decía mi madre “Ay hija, entre más vivo, más cosas increíbles veo” y vaya que tenía razón, por azares de la vida me reencontré con una vieja amiga que tenía años de no verla, la encontré donde menos podía imaginar, el lugar es lo de menos, lo que no esperaba era verla de la mano de un jovenzuelo bastante atractivo, con un aire de grandeza que irritaba, al mirarme sentí que en verdad le dio gusto en verme, sin embargo esa sonrisa de alegría se borró cuando le pregunté por su nieto, de cuál de sus hijos era y con presunción me dijo que era su novio.
Bueno, pues la sorpresa fue mayúscula y, la verdad soy mala para fingir, creo que mi expresión de asombro dijo todo, el mozalbete me recorrió de arriba abajo y amoroso la abrazó, se despidió y se fue prendida del brazo. Me repetí para mis adentros “mi novio”, es una mujer divorciada y viuda hace años, madre, abuela y jubilada, se está dando una oportunidad en el amor, me dijo, sigo con mi incredulidad, a esta “oportunidad en el amor le lleva treinta años” ella es una mujer exitosa, con negocios que le dan para vivir sin preocupaciones, propiedades y una jugosa pensión, el amorcito en cuestión, no creo que tenga un ingreso que le permita darle un monto económico para sufragar los gastos de ambos. Es cierto, soy muy desconfiada, esos amores para mí no son reales, sin embargo en los términos que ahora los jóvenes utilizan, es bastante común encontrar a jovencitas “enamoradas” de hombres que pueden ser sus abuelos y a mujeres, enamoradas de chicos que tienen la edad de sus hijos o sus nietos.
Así que bienvenido otro catorce de febrero, en el cuál habrá amores verdaderos, amores comprados, amores fingidos, habrá quienes reciban algún detalle, otros solo suspirarán por lo que se fue, por lo que no se tiene y otros, por el precio a pagar por ese amor guajiro que les robó la paz. Me quedo pensando, que tanto pesa la soledad, la sociedad, la crítica, porque aunque no quisiera hacerlo, sí estoy haciendo una crítica, no dudo que existan algunos amores así en el siglo XXI, ahí está el presidente de Francia Emmanuel Macron de cuarenta y cuatro años, enamorado y casado con Brigitte Macron de sesenta y ocho años, es otro contexto y otra situación, sin embargo, he visto más historias con un final anunciado, mujeres que terminan estafadas por vividores que se aprovechan del estado de vulnerabilidad y el “amor” se acaba cuando el amorcito en cuestión saca provecho y se va con otra de su misma edad, y no solo mujeres, también para los caballeros que buscan piel joven y mente fresca, dicen que “gallina vieja hace buen caldo” solo que ese caldo dura muy poco.
En fin, otro día de los enamorados, habremos quienes festejemos añorando esos amores del pasado, los primeros, los que nos hicieron sentir mariposas en el estómago, los que nos causaron alegrías, dolores, pero reales, por los que están, por los que se fueron, por los que llegaron, ¡Feliz día de San Valentín!
Maestra Lorena Reséndiz

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