Una vez más vivimos una obscura y enrarecida sesión de pleno en la Legislatura del Estado, en la cual se nombró al nuevo presidente de la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro, resultando electo Javier Rascado Pérez; con un proceso poco trasparente y, con una Ley Estatal y convocatoria violatoria a todas luces de los derechos humanos, lo que mancha la elección del ya nuevo titular.
Resulta, que después de la convocatoria se registraron 18 aspirantes a ser el ombudsman de la Defensoría Estatal, por lo que todos fueron entrevistados por los diputados, concluyendo estas el martes 8 de febrero a las nueve de la noche, ya para el siguiente día tenían el acuerdo, sin saber el método rasuraron a 15 aspirantes, quedando una terna, que fue presentada por la junta de coordinación. Terna que parece más un acuerdo político, que la búsqueda de la persona idónea por su perfil y expertise.
Sostengo que la Ley de los Derechos Humanos del Estado de Querétaro y por ende la convocatoria, son contrarias a los Derechos humanos al ser discriminatoria, al establecer edad mínima de 35 años, a todas luces contraria a la Constitución, ordenamiento que prohíbe toda clase de discriminación por razón de edad. Fue por ello, que en mi paso por la legislatura, presenté una iniciativa para reformar el artículo 19 de dicha ley y, así erradicar de la misma ese acto discriminatorio, propuesta que como muchas lamentablemente se quedó en la congeladora y ahora corroboro la razón.
Hoy la bancada del PAN vuelva a utilizar su aplanadora que junto con su partido satélite “Querétaro Independiente” suman 16 diputados, con los que impusieron a una persona que, si bien se ha dedicado a la docencia y ha trabajado en instituciones de transparencia y acceso a la información, siendo este último es un derecho humano, no es suficiente para acreditar experiencia en materia de derechos humanos.
Lamentablemente tendremos nuevamente a una persona cercana al panismo y a modo en la Defensoría de Derechos Humanos, lo que terminará siendo, y espero equivocarme, otros años en los cuales el ombudsman y sus visitadores harán todo menos representar y defender la correcta aplicación de los derechos humanos y, solo será una figura decorativa del sistema político Queretano.
Por Néstor Domínguez Luna
Resulta, que después de la convocatoria se registraron 18 aspirantes a ser el ombudsman de la Defensoría Estatal, por lo que todos fueron entrevistados por los diputados, concluyendo estas el martes 8 de febrero a las nueve de la noche, ya para el siguiente día tenían el acuerdo, sin saber el método rasuraron a 15 aspirantes, quedando una terna, que fue presentada por la junta de coordinación. Terna que parece más un acuerdo político, que la búsqueda de la persona idónea por su perfil y expertise.
Sostengo que la Ley de los Derechos Humanos del Estado de Querétaro y por ende la convocatoria, son contrarias a los Derechos humanos al ser discriminatoria, al establecer edad mínima de 35 años, a todas luces contraria a la Constitución, ordenamiento que prohíbe toda clase de discriminación por razón de edad. Fue por ello, que en mi paso por la legislatura, presenté una iniciativa para reformar el artículo 19 de dicha ley y, así erradicar de la misma ese acto discriminatorio, propuesta que como muchas lamentablemente se quedó en la congeladora y ahora corroboro la razón.
Hoy la bancada del PAN vuelva a utilizar su aplanadora que junto con su partido satélite “Querétaro Independiente” suman 16 diputados, con los que impusieron a una persona que, si bien se ha dedicado a la docencia y ha trabajado en instituciones de transparencia y acceso a la información, siendo este último es un derecho humano, no es suficiente para acreditar experiencia en materia de derechos humanos.
Lamentablemente tendremos nuevamente a una persona cercana al panismo y a modo en la Defensoría de Derechos Humanos, lo que terminará siendo, y espero equivocarme, otros años en los cuales el ombudsman y sus visitadores harán todo menos representar y defender la correcta aplicación de los derechos humanos y, solo será una figura decorativa del sistema político Queretano.
Por Néstor Domínguez Luna
