lunes, julio 7, 2025
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QUERÉTARO SE CUIDA

No podemos callar frente a este atropello

Estamos atravesando uno de los momentos más graves y alarmantes de la historia reciente de nuestro país. No es una exageración: lo que Morena impulsa en este periodo extraordinario de sesiones en el Congreso es un ataque frontal contra nuestras libertades y contra los derechos fundamentales que nos corresponden como mexicanas y mexicanos.

Mientras millones de familias enfrentan el dolor y la incertidumbre que provoca la inseguridad y las desapariciones, el gobierno federal aprovecha ese sufrimiento para imponer el mayor aparato de vigilancia del que se tenga registro. Todo se decide a contrarreloj, con discusiones apresuradas que ocurren de madrugada, lejos del escrutinio público.

Dicen que estas reformas pretenden resolver la crisis de seguridad. La verdad es que buscan afianzar un modelo de control absoluto sobre la ciudadanía. Si de verdad quisieran justicia, estarían fortaleciendo a las fiscalías, a los tribunales y a las instituciones de derechos humanos, no instalando un sistema que vulnera la privacidad de millones de personas.

Lo más indignante es su cinismo: mientras aprueban estas modificaciones, desaparecen organismos como el Coneval, que medía con rigor si las políticas públicas daban resultados. Como les resultaba incómodo saber cuántos mexicanos siguen en la pobreza, prefirieron cerrar la puerta a la evidencia. Sumemos a eso la captura del Poder Judicial y el desmantelamiento del INAI. ¿Quién queda para vigilar y denunciar estos excesos? Nadie.

La llamada “Ley Espía” es en realidad un conjunto de reformas —la Ley General de Población, la Ley en materia de Personas Desaparecidas, la Ley Federal de Telecomunicaciones y la Ley del Sistema Nacional de Inteligencia— que juntas conforman un esquema peligroso de intromisión en la vida privada y de persecución del disenso.

Así, Morena va tomando control de todo: de la información, de los contrapesos y de la vida de cada ciudadano. Estamos ante un proyecto autoritario que desprecia los valores democráticos, que reduce la pluralidad a un simple trámite y que convierte el Congreso en un escenario de simulación.

No podemos acostumbrarnos a que la libertad se negocie a puerta cerrada. No podemos permitir que se normalice el sacrificio de derechos con la promesa de un orden que no llega. El día que aceptemos ese pacto, el día que renunciemos a nuestra privacidad a cambio de propaganda, ese día habremos perdido algo mucho más grande que una ley: habremos entregado la República entera.

Escribe: Martín Arango
Presidente CDE PAN

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