jueves, abril 25, 2024

LÍDERES DE OPINIÓN…Nuestro punto de vista… ¡¡¡ Sentido de complacencia, urgencia o emergencia…¿qué requiere México para avanzar? !!!

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Con la esperanza de un cambio para nuestro país fue que el Presidente Andrés Manuel López Obrador arrasó en la pasada contienda electoral de 2018. El hartazgo en la ciudadanía fue evidente, había descontento por los altos y descarados índices de corrupción, impunidad, violencia loca y desenfrenada, ilegalidad, deshonestidad, falta de transparencia y rendición de cuentas. Derivado de todo ello, fue elegido Presidente de la República y se generó una esperanza en todo el país de que viniera un cambio sostenido y generalizado del estado de cosas en México. Por ello se le puso al frente del cambio. La tarea no es fácil y se intuye que la cantidad de cambios relevantes que se están haciendo y que seguramente seguirán llevándose a cabo, pueden resultar hasta traumáticos. Resulta complicado implantar las nuevas estrategias del gran cambio, reestructuraciones, reducciones de plantillas de personal, iniciativas de calidad y en términos generales proyectos de renovación. La razón, están en juego fuerzas macroeconómicas muy poderosas y habría que actuar con mucha cautela y poner en juego liderazgos con buen cúmulo de habilidades de negociación. Y es que se trata ni más, ni menos, de enfrentar y cambiar evidentemente al status quo de la nación, ese que se refiere a un estado emocional, social, político y económico, que durante al menos los últimos treinta años se ha definido por una visión centralista y por una aplicación a pie juntillas de la receta vinculada a la globalización, que muchos mexicanos sienten que no les ha servido y por el contrario, que los ha empobrecido. Dice el refrán que “a grandes males, grande remedios”. Eso es lo que necesita nuestra nación, grandes cambios. Hasta cierto punto el lado negativo del cambio resulta inevitable; cuando un grupo de personas, organizaciones o institutos políticos se ven obligados a adaptarse a las nuevas condiciones de un cambio, las fricciones y conflictos son insalvables. Un papel importante en esta transformación nacional, denominada la “4T” es imprimir un ritmo acorde a las necesidades que el país demanda. Hoy en día nuestra nación sufre una crisis sanitaria y una crisis económica muy fuerte, que complica nuestro desarrollo económico. Hoy a la vista de los ciudadanos se observa que transcurridos dos años de la llegada de la transformación o del cambio, hay quienes no alcanzan a dimensionar o sopesar esto; es decir, no entran en ritmo, ni en frecuencia. Lo que requieren los mexicanos de sus servidores públicos es más compromiso y más vocación de servicio. Hoy los problemas están resultando muy difíciles de atender tanto por algunos Secretarios de Estado, Diputados Federales y Locales, Senadores, Magistrados, Jueces, Órganos Autónomos como la Fiscalía General de la República y algunas áreas de las principales empresas productivas del estado. Se tiene que jalar parejo. Y no parece así. Sentido de complacencia. En muchas Dependencias y Áreas, aún se les permite desempeñarse con exceso de complacencia, donde incluso confunden el sentido de urgencia con la ansiedad y aumentando la segunda, acaban empujando a la gente hacia el rincón más profundo de sus oficinas y generando con ello más resistencia al cambio. Si el nivel de complacencia en las Dependencias o áreas del gobierno fuera bajo, se trataría de un problema de importancia limitada, pero no es así. Mantienen una inercia desesperante en su accionar. Deben venir ajustes. Sentido de Urgencia: se requiere imprimir un sentido de urgencia, para ello es crucial obtener la cooperación de todos los servidores públicos de mandos medios e inferiores. Cuando la sensación de complacencia es alta, las grandes transformaciones se ven afectadas. No se debe de permitir que haya muy poca gente interesada en trabajar en el problema que significa lograr un gran cambio o transformación. Sentido de emergencia: ubicarse en este contexto exige eliminar de tajo los orígenes de la complacencia; eliminar cualquier signo de abundancia, establecer metas más altas al momento de planear las actividades, cambiar aquellos sistemas de evaluación del desempeño que se centren en indicadores cómodos, pugnar porque eso permee a todas las dependencias. Hoy se percibe que hay inercia en algunas Secretarías (“hacen como que hacen”) estas, pudieran ser: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Secretaría de Turismo, Secretaría de la Función Pública, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Secretaría de Cultura, Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Se siente que su desempeño no marcha al ritmo que demanda nuestra nación, actualmente en crisis sanitaria y económica. Podría pensarse que hay inercia burocrática, que trabajan con exceso de complacencia. ¡Eso no ayuda en estos momentos a nuestro país.!, ¡no más sentido de complacencia!. Don JesúsCuevas

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