Comenzaré esta participación hablando de algo muy importante y parece ser que no se practica, no se enseña o no se tiene: el respeto. No vivimos aislados, ni somos dueños de la colonia donde habitamos, sin embargo coexisten personas que no lo saben o creen ser dueñas del espacio donde se encuentran y aclararé por qué lo digo: Todos tenemos derecho a divertirnos, a convivir, sin transgredir los derechos de los demás. Quién no ha tenido un vecino que hace fiestas, como la mayoría de nosotros lo ha hecho, pero una cosa es hacer una fiesta y otra, que esa fiesta se convierta en un escándalo, es molesto, escuchar a las tres, cuatro y cinco de la mañana, la música a todo volumen, los gritos, los arrancones de los autos, cuando uno trata de dormir, no soy antisocial, pero todo tiene un límite, y mi derecho también implica el respeto a mi tranquilidad. Aunado al impresionante ruido generado, se suma la basura generada, las esquinas con orines y material fecal, ante todo esto, si uno pide que sean moderados en su festejo se corre el riesgo de ser agredido, insultado e ignorado. De acuerdo con la Ley de Cultura Cívica, generar ruido excesivo que atente contra la tranquilidad o salud de las personas es una infracción castigada con multa de 10 a 40 veces la unidad de cuenta o un arresto de 13 a 24 horas. El ruido por encima de los niveles admitidos, legalmente viola el derecho a la vida en un ambiente sano y atenta contra la salud, la tranquilidad y la intimidad. Es válido llamar al 911 si el ruido es en exceso, de acuerdo al fundamento de los artículos121 del Código Urbano del Estado de Querétaro, 198 y 199 de la Ley de Protección Ambiental para el desarrollo sustentable y 30 del reglamento de la Procuraduría estatal de Protección al Medio Ambiente y Desarrollo Urbano existen mecanismos para denunciar a los vecinos ruidosos por medio de un correo electrónico, llamada telefónica o denuncia presencial. Llegar a estos extremos implica también ganarse enemistades, amenazas, problemas, como seres civilizados, con educación y RESPETO no debería ser necesario tomar estas medidas, basta entender que nadie te impide hacer una fiesta con todo lo que esto implica, pero respetando el espacio y la privacidad del otro, poner un límite al espectáculo, pensar en las familias que están a tu alrededor y que desconoces si están cuidando un familiar enfermo, si están viviendo un duelo, si tienen niños pequeños o con un síndrome que les altera el ruido excesivo. Ser conscientes de que tus derechos terminan donde empiezan los de los demás, debe llevar a ser empáticos y solidarios. También abordaré a aquellos que dejan la basura en la casa de otro menos en la suya, o donde les viene en gana, los que abandonan a sus mascotas porque les estorban, los que maltratan animales, los que olvidan que nacen de una mujer y ofenden y golpean, los que van por la vida engañando a los demás, los que te avientan el auto, los que circulan como dueños de las vialidades, los que estafan, todos ellos, también hacen ruido, un ruido endemoniado que molesta. Vivir en sociedad, implica convivir con los demás, vivamos con orden, en armonía, en respeto. “Debemos aprender a vivir juntos como hermanos, o pereceremos juntos como necios”. Maestra Lorena Resendiz
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