Ayer la calaca buscaba a Felipe Calderón.
En sus manos llevaba wiski y ron.
Su muerte fue un daño colateral
de esa guerra unilateral
Que te llevo hasta tu morada mortal
El ex presidente de la cabeza anda mal.
La criminalidad fue su legado;
Es algo que existe y no puede ser negado
Y mucho menos ocultado.
El ex presidente sorprendido se rasco la cabeza.
la muerte lo embelesa.
Sus ojos vidriosos parecían haber perdido la cualidad de la visión.
El poder fue su perdición.
La tilica flaca lo invitó a pasar al infierno con un agradecido gesto.
Felipe Calderón asintió sonriendo.
La calaca estaba casi riendo.
Tanto muerto no les indigesto.
Se va. Se va. Se llevaron a Calderón.
No sin antes empinarse la botella de ron.
Se llevaron al Presidente del sembradío de cadáveres.
Para colmo custodiado por militares.
La flaca y el chaparrito de lentes se sentaron.
Tomaron hasta que atascaron.
De tanto muerto se burlaron.
las cifras menospreciaron.
Sobre las tumbas se miarón.
Hasta que una caja de ron terminaron.
Escribe: Augusto Sebastian Garcia Ramirez