Luis Echeverría Álvarez se desempeñó como presidente de México del 1 de diciembre de 1970 al 30 de noviembre de 1976. Alumno sobresaliente de Nicolás Maquiavelo aplicó la discreción, la zalamería, la abyección con una disciplina incomparable en el nefasto mundillo de la política mexicana. “Esquizofreniocracia”, podría llamarse su estilo personal de gobernar. El ejercicio del poder en el México contemporáneo a su estilo, es imposible y no por que el oficio político haya evolucionado en los personajes presentes, sino, porque la sociedad ya no lo permitiría tan fácilmente, ante la alternativa de informarse por otros medios que no son los oficiales de siempre y por la presión mundial, del respeto a los derechos humanos mínimos. Su gobierno fue esquizofrénico por varios ejemplos: Primero se presentaba, simulaba, sí, disimular fue su esencia, ser de izquierda; Segundo: Se decía líder del mundo oprimido, latinoamericano en especial; Tercero dio asilo político a ciudadanos que escapaban de dictaduras represivas como el Chile de Pinochet que todavía a algunos les gusta, entre otros cientos de ejemplos. Se decía de Izquierda y a favor de los trabajadores y reprimió como nunca a la lucha obrera justa como siempre ha sido y es, otorgó el poder a los empresarios de la política económica mexicana, ellos gobernaban prácticamente para sus intereses, a raíz de eso, México inició el camino de las crisis económicas brutales como la devaluación en especial. Fue informante de la CIA mientras se presentaba como amigo de Cuba, Chile y el tercer mundo. Obvio, estrategia de EUA para disminuir el poder de Cuba en el liderazgo de la zona. Y qué decir de los eventos del 2 de Octubre y el jueves de corpus. Y con que ética se atreven unos a defender a este siniestro personaje, recordando los “vuelos de la muerte” desde Acapulco. Por falta de espacio, no menciono más actos sangrientos originados del poder. Maquiavélico al extremo, se presentaba con un líder social, pero en los hechos, todos, todos comprobados, era una mierda. Hay gente que le reconoce la intervención en el golpe de estado al gobierno del compañero Salvador Allende en Chile, la creación de Instituciones como el INFONAVIT, la fundación de la UAM, de los Colegios de Ciencias y Humanidades, etc; ¿Cómo recordarlo? Opino lo mismo que Luis Hernández Navarro: “La respuesta sólo puede ser una: hay que recordarlo por las mujeres violadas por la fuerza pública, los asesinados, torturados, encarcelados, perseguidos y despedidos de sus trabajos que perpetró su gobierno. Luis Echeverría pasará a la historia, no por lo que aparentó ser, sino por lo que en realidad fue: un político con las manos manchadas de sangre”. No se diga más. Yo creo que todos los mexicanos libres, objetivos y conocedores de la historia contemporánea de México, estamos de acuerdo que Luis Echeverría Álvarez no descansa en Paz. Comparar su gobierno con el actual, para mí no es debate, al ser una muestra del desconocimiento de la historia, odio, y argumentos falaces, pero, si se da el caso, los invito a estudiar su sexenio y como el estado reprimía a los que no estaban de acuerdo con él por ese tema se puede empezar. Hay que aprovechar el suceso de su muerte física, pues muerto políticamente ya estaba desde hace tiempo, para estudiar, analizar y comprender a ese México de los años sesentas y setentas del siglo pasado, que sin duda, no debe de repetirse. La impunidad es el enemigo, y este personaje que ahora oficialmente habita el basurero de la historia vivió “Cien años de Impunidad”. Escribe: Lic. Roberto Cárdenas Cachoa