Muy buenos días tengan las y los lectores que amablemente me regalan su tiempo y razonamiento en este miércoles frío de noviembre. Hay mal tiempo, dicen, y lo creo porque, pese a las fechas el calor seguía campeando en el Bajío hasta mediados de noviembre. Igual, reconozcamos que el planeta no es el mismo. Ni el país, pues corren aires extraños que enfrían el alma: los muertos por la violencia superan las palabras de falso optimismo que salen de Palacio. Octubre ha sido el mes más sangriento desde mayo, superando los 2 mil 700 homicidios.
Esta semana la han ocupado algunos temas a despejar, como balones desde la portería. Ustedes han de perdonar que una divague algunas veces -en apariencia-, pero la realidad es irrenunciable. Aquí por casa tenemos la visita de un can Pit Bull que mi abuelita se ofreció a cuidar en un momento de debilidad. Le gustan los perros y a mí también, pero si usted me pregunta prefiero los gatos por independientes, porque no rindieron su casta por hambre y porque igual que los perros defienden su casa y a sus dueños, pero sin tanto escándalo. Ese Pit tiene la mala costumbre de morder algo y no soltarlo, mientras gruñe y ladra entre dientes. Es un perro obsesivo y ruidoso, y eso me distrae.
Entre temas que ocupan ya más de una semana está la marcha organizada desde Palacio para el 27 de noviembre, para la cual ya comienzan en los estados a conseguir, como sea, autobuses y camionetas para movilizarse a la Cdmx. (Abuelita, ¡quítele mi cartera al perro, ya la pescó!) Es muy triste que el Presidente haya hilvanado su N27 con la N13 ciudadana. También lo es que venga cambiando de propósitos, pues en esas vacilaciones se miran las verdaderas piernas de esa marcha: “yo también tengo fans”. Y eso nadie lo pone en duda; póngase usted en un pueblo olvidado a comer carne y verá cuántos “fans” de 4 patas junta. Porque, no nos hagamos, las asistencia es subsidiada, como lo serán sus votos. Quizá por eso confío más en los gatos: te aman porque sí, ellos eligen a su líder; pueden alimentarse por sí mismos pero aceptan la comida de tu mano sin permitirse perder su naturaleza salvaje e independiente. Los perros son maravillosos, pero en un momento de la vida evolutiva de los mismos, declinaron cazar.
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Volviendo al tema que me ocupa y no a los que me distraen, escuché que la marcha del 27N sería para constatar que le gente está muy contenta con la transformación. ¿Cuál? Pues la que mandó a la banca a la Comisión Reguladora de Energía, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, a la Comisión Federal de Competencia, a la Nacional de Derechos Humanos que no ha defendido a casi nadie; al INAI que tanto costó echar a andar y al Instituto Nacional de Evolución Educativa más lo que le han quitado al INE de fortaleza, así como a la Corte, no se diga la mal función de la Fiscalía General… (¡Abuelita, quítale a tu Pit Bull mi Constitución del hocico!). Y luego cambiaron de idea: que no, que no se iba a defender la reforma constitucional contra el INE, sino a celebrar los 4 años del gobierno de la 4T; pero esto no es creíble porque cada año se inventan alguna cosa. Informes de gobierno lleva como 16 y todos contrarios a la triste realidad. Por ejemplo, que se elevaron las cifras de extrema pobreza y estrechez en el país, porque dar de comer, así en cash, no sirve. Eso se termina sin que haya servido para auxiliar a la comunidad y ¡con esta inflación!, menos. Para esas ferias estaba mucho mejor el programa “Solidaridad” del ex presidente Salinas, en el cual los grupos elegían la obra común y se les daba el recurso; el gobierno ponía material y expertos; la gente, la mano de obra. Eso, además de la ayuda a través de Conasupo y sus variantes, que ahora escenifican un mega fraude del que no se habla (¡Abuelita: tu perrito necio ya pilló mis periódicos y no quiere soltarlos!). Y cambió el discurso: vamos a celebrar que los neoliberales o pillos, que así se llaman, ya no son los dueños del país. ¿A poco es nuestro? Pues a mí nadie me pregunta si quiero gastar mis impuestos en pagar a diputados sin criterio; en destruir la reserva de selvática e histórica de Quintana Roo y Yucatán, por mencionar dos estados. Si estoy de acuerdo en construir obras sin licitación y en ciertos lugares donde no parecen viables. Si en este sexenio ha costado más destruir que construir, eso se conoce como corrupción, así que tampoco se puede marchar celebrando que ya no existe. Además desde Palacio se reservan el derecho de admisión a los violentos. ¡No se preocupen los marchantes! Ésos están regados por toda la república matando personas, niños, asaltando, secuestrando, enfermando al país de hartazgo.
Escribe: Guadalupe Elizalde