domingo, abril 28, 2024

De cómo limpiándose con periódico, no más se embarra uno Por si usted no sabía…

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Excelente día tengan las y los apreciad@s lector@s en este miércoles de agosto. Que este mes los tome por sorpresa con un abrazo grande pleno de alegrías. A quienes tengan Covid, les pido se cuiden para que no queden secuelas. Ahora sí, ya sé que se siente y cómo pega este virus Omicron; vaya que es invalidante, sobre todo, en mi caso, por la fiebre. ¿Recuerda usted, amable lector/a, aquel comercial de servilletas Pétalo, en el cual entraba una mujer al supermercado buscando un paquete? Justo al ir a tomar el suyo del anaquel, salía de la nada un tipo flaco con cara de Mr. Bean ofreciéndole otra marca y asegurando que la presentación que él ofrecía traía 25 piezas más y costaba 10 pesos menos. La señora lo miraba con cara de asco y le replicaba: “Óigame joven, no. ¡Con ese papel en lugar de limpiarse se embarra uno!”. Y él respondía: “Pero no mucho, señora”. No sé a ustedes, pero a quien esto escribe, más joven entonces y menos sufrida, ese comercial me hacía llorar hasta las lágrimas. Lo veía, no por el producto ni la marca anunciada, sino por apreciar los segundos que duraba la actuación de aquellos dos “modelos” de televisión. Por cierto, sí me quedé con la marca de por vida porque, efectivamente, son buenas, útiles y uno no termina embarrado de mole ni de pibil, dos de las peores manchas para la ropa y quien la lava. Lo que nunca se me ocurrió es que Mario Delgado Carrillo, presidente del movimiento Morena, fuera a salir a los medios a defender el embarradero de su Movimiento diciendo que el acarreo “nomás fue poquito”, como si una persona pudiera estar poquito embarazada o un poco muerta. ¡Por favor! Mi abuelita pasó medio fin de semana como embelesada, con cara de arrobo. No podíamos entender su actitud, pero tampoco la molestábamos, pues si algo puede mantenerla quieta 36 horas, vale la pena no interrumpir. Así y todo, el domingo a medio día ya había perdido la calma original y con libreta en mano se fue a caminar las calles justo como en los informes policiacos: “con rumbo desconocido”. Y comenzó a mandar una serie de fotografías y videos, que si bien preocupaban, no podían dejar de causarnos hilaridad. La mejor fue la de Jessica Ramírez Cisneros, diputada de Morena, quien fue filmada arriba de una mesa de votación, asida a ella con manos y pies, mientras la policía intentaba despegarla de allí, como si se tratara de la caricatura de Calamardo resistiéndose a acompañar a Bob Esponja al trabajo. Al principio pensé que la pobre mujer había entrado en trabajo de parto, pero no, traía sus jeans cortados muy a la moda y es delgada… Además, ya habíamos visto aquella escena inolvidable donde dos personas arrodilladas frente a unas 4 urnas, procedían a llenarlas a puños; no poquito, montones de votos todos del mismo color. Olvídese usted del chiste aquel que le hacían a Carlos Salinas: “cuatro para mi, uno para el resto”. ¡No! Eran puños. Me pregunté quién se iba a tragar la patraña de la “urna zapato” a estas alturas. Finísima, la señora pasadita de trampas que traía, a la luz de la mañana, un bonche de credenciales de elector, un rollo de billetes y otro de boletas listas para entrar a la urna. Conforme la pobre gente (me imagino que eran pobres) pasaba por su credencial, le extendían un billete. Otra imagen de antología es cuando se ven en la fila jóvenes imberbes con cara de “qué flojera” haciendo fila junto con los de la 3ª edad. Al preguntarle a un quesque servidor de la patria qué hacían ahí, todo nervioso respondió que eran chavos que en el 2024 tendrían 18 años y ya podrían participar en la elección presidencial. En eso, atrás en el video se deslizan y pasan a votar chamaquitos como de ¡9 y 10 años! ¿Y esos?, se le preguntó. “Ah no, eso sí está mal”, replicó más deshonrado que nunca. Morena la embarró, “pero poquito”. Movilizaron un número de votantes desconocido, porque se contaron los votos, no a quien los emitió. Y ahí están las voces críticas que tenían que levantarse entre la marabunta: John Ackerman, académico de la UNAM, diputados decentes, Ricardo Monreal Ávila y muchas voces que fueron la base de la formación de este movimiento llamado Morena. Juntaron millones, pero no hay estructura. Las listas estaban prefabricadas para acomodar a modo a cada corcholata y evitar las rupturas internas. Le fallaron a las bases; éstas permanecerán fieles porque es la lógica de un Movimiento, pero no será lo mismo. Y como dijo la corcholata mayor ayer a una pobre señora: “Usted cree en mi”, no, “pues yo tampoco creo en usted”. Hoy no se trata de ventanear al Notario Adán Augusto López, actual titular, pero váyale midiendo al agua a su carácter. Al tiempo… Escribe: Guadalupe Elizalde
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