lunes, abril 29, 2024

De cómo lo mismo, ya no es lo mismo     Por Si Usted No Lo Sabía

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Estimadísim@s lector@s: muy buenos días a quienes se toman el tiempo para asomarse a lo que esta escribidora tiene para comunicarles cada martes. Para no acochinarle los días patrios, como suele suceder con la “mula de cuatros”, y que el pozole no le caiga de peso, mi abuelita y esta servidora hemos dividido la nota de hoy en varias secciones para que sienta usted cómo el ánimo sube y baja, tal como ocurre a lo largo del día con las noticias que nos vuelca la realidad a diario, porque no nos vamos a poner en el ridículo de echarle la culpa al emisario, ¿o sí?

 Ayer nos dieron la noticia formal del hallazgo -en un cenote en Quintana Ro-, de un individuo del que mínimamente tiene 8 mil años de antigüedad. La directora del proyecto en “Arqueología del Oloceno” del INAH, Quintana Roo, explicó que este proyecto inició en 2020. Los restos humanos, y otros encontrados en otra cueva donde se encuentran 12 individuos, corresponden a la ciudad que se encuentra debajo del suelo actual, cuando ya hubo presencia formal de los Mayas asentados en nuestro territorio. Se trata de conocer costumbres y alimentación de los primeros nómadas que fueron madres y padres las grandes civilizaciones que ahora admiramos, como constructores, científicos y organizadores políticos y civiles.  Como usted ya conoce, este asentamiento en las cavernas de Quintana Roo fue anterior a la elevación e infiltración del mar en la zona. Que se entienda, no son éstos hallazgos del Tren Maya, sino que corresponden a una labor heroica del Instituto Nacional de Antropología e Historia, a la cual se le ha recortado el presupuesto como al sector salud, a la universidades, a la educación, a las guarderías etc., etc.

   La teoría de mi abuelita es que nada es casual en el Universo; por el contrario, existe y ella misma quiere dar pruebas de la Ley de Atracción en nuestras vidas. Apenas salen a la superficie estas antigüedades, ya Alejandro Moreno Cárdenas (a) Alito, a quien le vino muy bien su sobrenombre (¿o es infra apodo?), desentierra los más primitivos usos y costumbres del partido: para asegurarse de que sus diputados votarían en el sentido de mantener la dirección de la Guardia Nacional bajo la administración –léase dinero- de las Fuerzas Armadas, encerró a tales “representantes del pueblo” en los hoteles Riazor y Kristal de la Zona Rosa de la CDMX. No fuera a ser que faltaran a San Lázaro y le fallara uno sólo de los votos que prometió al presidente Andrés Manuel, para que su plan de militarizar a México -como lo hicieron el ex presidente Fox, Calderón y Peña Nieto- se extendiera hasta el 2029. Claro, los de la 4T no son iguales: prueba de ello es que la Guardia civil prometida será también militar. ¡Superaron a sus antecesores!

   Entre paréntesis, este sexenio ha resultado extraño por el “estilo personal de gobernar” del presidente en turno. Curioso: tras pelearse con medio mundo, opina mi abuelita, terminó entendiéndose con los únicos dos grupos armados del país: el crimen organizado y los militares. ¿Por qué?

   Pero no nos perdamos en politiquerías, advierte mi abuelita. Ella desea dejar asentado que cuando alguien desde el principio no vale nada, entre más obligaciones y poder se le dan, peor se vuelve. Ahí tiene a Alito. Estaba por perder sus bienes e ir a la cárcel perseguido por la Fiscalía de Layda Sansores, cuando de pronto se operó el milagro: todo cesó gracias a la espontánea iniciativa de la diputada Yolanda de la Torre, quien vino a ser la varita mágica de Alito y del señor presidente. Con unas palabras, esta insigne legisladora priísta causó más estragos que Harry Potter aprendiendo a usar su vara mágica. Liberó a Alito de la penas de la prisión y pérdida de bienes y le dio a López Obrador el gusto de terminar, o medio, con el PRI, partido que no se entiende por qué odia tantísimo si fue el suyo.

   La 4 T no es lo mismo. Debe abominar del PRI porque fueron una bola de aplaudidores sin honor, como cuando la banca se estatizó y se privatizó; por la forma en que jamás se aclaraban los crímenes contra los guerrilleros que se atrevieron a levantarse contra el sistema. Por la forma en que utilizaba la justicia para perseguir o perdonar, a gusto del poder. Será que no los quiera porque perdieron la autocrítica… La vergüenza y sus etcéteras. Por la forma en que elevaban, usaban y después desechaban a los políticos de su partido, a la hora de practicar el dedazo “por el bien del país”. Si, opina mi abue, sí tienen muchas razones para no querer al PRI.

   ¿Qué la alianza legislativa ya se quebró y se fue al diablo? No lo creo. Nada más peligroso que un tiburón herido. Y el PRI lo está.

Escribe: Guadalupe Elizalde

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