Buenos días estimad@s lector@s. Espero que este año nuevo 2022 esté comenzando con agradables e importantes acontecimientos para ustedes y sus familias; que todo sueño y anhelo sea para bien. Por aquí en casa tuvimos la desgracia de que nuestra maestra rural contrajera Covid; sin embargo, ayer recibió la orden de USEBEQ para presentarse hoy en aula, salga lo que salgare. Póngale usted que es cierto que crean que en una semana uno está curado. Hoy cumple la maestra 7 días desde que dio positivo. Pero los síntomas como el dolor del pecho, de huesos y la falta de fuerza persisten. Además , no tenemos la prueba de que ya sea negativa y, por ende, no contagie. ¿Y así les exigen las autoridades a los maestros de las escuelas públicas que comiencen a convocar alumnos a las aulas, conociendo ya que los re-contagios existen? ¿Los mandan llamar el día en que se alcanzaron los 33 mil contagios a escala nacional?, el número más alto en todas las oleadas de Covid.
Creo, ignorante como soy, que si las autoridades educativas conocen que uno de sus maestros contrae el virus y, por lo mismo, extiende un permiso médico de ausencia, al salir de ese estado deberían aplicar ota prueba, y hasta que dé resultado negativo girar esta orden de presencia. Realmente están haciendo muy poco por sus sindicalizados. Y en cualquier país medio informado, un alumno, antes de entrar al aula debería presentar una prueba que lo acredite como negativo para Covid. ¿Qué de dónde se sacarán las pruebas? Pues para eso hay en México un mega sindicato que puede exigir al gobierno federal o locales, que las aporte. O, ¿cuál es la razón de existir de un Sindicato de Maestros poderoso?, digo, ¿una razón de ser que no sea político electoral? Pero, ¿qué podemos esperar cuando la mitad del personal de limpieza del Congreso de la Unión está trabajando porque dicen que no hay pruebas? Y peor, creen que nos engañan diciendo que la carestía de pruebas es mundial, ¡a quién creen que están informando!
Pasando a temas más pesados, recordarán mis lectores que en una de las entregas anteriores, les decía que mi abuelita estaba muy preocupada por la suerte del Tren Maya –que tantos cambios ha ocasionado en el gabinete del presidente de la República-, no sólo porque su costo no será el anunciado y porque no sabremos en realidad lo que éste costará finalmente, sino porque ella temía que terminara peor que la Línea 12 del Metro en Cuidad de México: caído y con roturas por todos lados. Esto debido a la cantidad de cenotes sembrados por todo el territorio de la Península de Yucatán, que mal podrían soportar el peso del macro tren. Pues la abuela tenía razón: efectivamente, la topografía del terreno no ayuda, pero listos como son estos funcionarios y teniendo a la mano el dinero que necesiten y grandes cantidades de cemento por comprar, se han dado a la tarea de taparlos. Lo único que esta escribidora no entiende es por qué, quienes lo saben y lo filtran no han ido con cámaras al lugar, no digamos a filmar, sólo para ver cómo reaccionan las autoridades de SECTUR en el estado, o las entidades que queden en pie para proteger el medio ambiente, el área protegida por la UNESCO, si es el caso; si no, ¿quién podrá defendernos? Digo, quienes tengan lectores por miles y trabajen en medios masivos por favor, dénse a la tarea de dar testimonio fotográfico o fílmico de lo que allá está ocurriendo, mientras nosotros seguimos encerrados, totalmente o a medias, por razón de la variante Ómicron del Covid- 19. Por cierto, este virus del que “no había por qué preocuparse” no sólo traspasó las barreras de Palacio Nacional, sino que volvió a pegarle a la familia presidencial, lo que nos dice a las claras que el recontagio es posible, ya que López Obrador acababa de recibir su 3ª dosis de vacuna.
Ojalá que el señor presidente de la RepMex se la esté pasando mucho mejor que mi maestra rural y mejor que los miles de ciudadanos que están todos revueltos y sin sana distancia afuera de los hospitales de todo México, farmacias especializadas incluidas. Hasta la próxima, si la existencia nos presta vida. De: Guadalupe Elizalde
Creo, ignorante como soy, que si las autoridades educativas conocen que uno de sus maestros contrae el virus y, por lo mismo, extiende un permiso médico de ausencia, al salir de ese estado deberían aplicar ota prueba, y hasta que dé resultado negativo girar esta orden de presencia. Realmente están haciendo muy poco por sus sindicalizados. Y en cualquier país medio informado, un alumno, antes de entrar al aula debería presentar una prueba que lo acredite como negativo para Covid. ¿Qué de dónde se sacarán las pruebas? Pues para eso hay en México un mega sindicato que puede exigir al gobierno federal o locales, que las aporte. O, ¿cuál es la razón de existir de un Sindicato de Maestros poderoso?, digo, ¿una razón de ser que no sea político electoral? Pero, ¿qué podemos esperar cuando la mitad del personal de limpieza del Congreso de la Unión está trabajando porque dicen que no hay pruebas? Y peor, creen que nos engañan diciendo que la carestía de pruebas es mundial, ¡a quién creen que están informando!
Pasando a temas más pesados, recordarán mis lectores que en una de las entregas anteriores, les decía que mi abuelita estaba muy preocupada por la suerte del Tren Maya –que tantos cambios ha ocasionado en el gabinete del presidente de la República-, no sólo porque su costo no será el anunciado y porque no sabremos en realidad lo que éste costará finalmente, sino porque ella temía que terminara peor que la Línea 12 del Metro en Cuidad de México: caído y con roturas por todos lados. Esto debido a la cantidad de cenotes sembrados por todo el territorio de la Península de Yucatán, que mal podrían soportar el peso del macro tren. Pues la abuela tenía razón: efectivamente, la topografía del terreno no ayuda, pero listos como son estos funcionarios y teniendo a la mano el dinero que necesiten y grandes cantidades de cemento por comprar, se han dado a la tarea de taparlos. Lo único que esta escribidora no entiende es por qué, quienes lo saben y lo filtran no han ido con cámaras al lugar, no digamos a filmar, sólo para ver cómo reaccionan las autoridades de SECTUR en el estado, o las entidades que queden en pie para proteger el medio ambiente, el área protegida por la UNESCO, si es el caso; si no, ¿quién podrá defendernos? Digo, quienes tengan lectores por miles y trabajen en medios masivos por favor, dénse a la tarea de dar testimonio fotográfico o fílmico de lo que allá está ocurriendo, mientras nosotros seguimos encerrados, totalmente o a medias, por razón de la variante Ómicron del Covid- 19. Por cierto, este virus del que “no había por qué preocuparse” no sólo traspasó las barreras de Palacio Nacional, sino que volvió a pegarle a la familia presidencial, lo que nos dice a las claras que el recontagio es posible, ya que López Obrador acababa de recibir su 3ª dosis de vacuna.
Ojalá que el señor presidente de la RepMex se la esté pasando mucho mejor que mi maestra rural y mejor que los miles de ciudadanos que están todos revueltos y sin sana distancia afuera de los hospitales de todo México, farmacias especializadas incluidas. Hasta la próxima, si la existencia nos presta vida. De: Guadalupe Elizalde