domingo, noviembre 24, 2024

De cómo los palacios deprecian las cabezas pensantes   Por si usted no sabía…

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Buenos días estimad@s lector@s; que la salud y la paz reinen en sus corazones en esta media semana, en la que se prepara una mega marcha nacional, cada estado en su terruño, para emprender la defensa del INE. Amarrado con este tema tenemos la celebración de los 80 años de un gran escritor mexicano, Roger Batra, de quien tomo una frase que utilizó el periódico Milenio para presentar su entrevista: “La militancia política implica habituar a los militantes a tragar sapos”. Esto se liga perfectamente con una frase que le escuché en una ocasión al entonces ya muy viejito Fidel Velázquez, líder sempiterno de la CTM priísta, cuando era el partido hegemónico en nuestro país y decidía todo desde Los Pinos. Él solía decir que “la política era el arte de comer sapos sin hacer gestos y, en caso necesario, pedir más”.

  Roger, como le llamamos quienes pudimos estar cerca de él, es antropólogo, académico, sociólogo, pensador y autor de un buen número de libros que valdría la pena leer antes de meterse a vociferar u opinar en los foros de alta política, averiguando primero en dónde quedó aquella alta política que sí tuvimos la oportunidad de conocer y palpar. México tiene sin duda mentes brillantes, honestas, coherentes. Roger Bartra cumplió 80 años de ser un gran mexicano, hijo de exiliados políticos españoles. Hombre de izquierda innegable, este intelectual, ensayista y científico social,  siempre se definió a sí mismo como un rebelde, pues quería escribir y descubrir algo nuevo; fue militante de izquierda y siempre crítico del poder. Ha estado en la cárcel por ser protestatario en contra del imperialismo de Estados Unidos. Hablando de la elasticidad que debe tener el cerebro de un estudioso de la realidad, dijo en una entrevista con Denise Maerker, que un intelectual debe saber modificarse para incursionar en distintas disciplinas, sobre todo si se aboca a explorar la identidad nacional. Entre las zonas de México que ha tratado están “Los mitos del salvaje”, la neurociencia o “exocerebro” y se dice que el próximo libro será sobre el “hombre lobo”. El libro “Mutaciones”, explicó en su presentación, es una especie de autobiografía intelectual; todo un reto, porque implica ir pisando las piedras donde apoyó su pensamiento y los ríos donde abrevó lo que ahora es él. El libro en sí marca una obvia diferencia con el “joven que era” al que consideró en ese momento “equivocado en algunos conceptos”, lo que es lógico, estimado lector, porque lo que va perfeccionando a algunos seres humanos, es precisamente la edad y la experiencia, amasada con conocimiento. Pues bien, este brillante ser humano, es ahora denostado y ninguneado por el habitante de Palacio Nacional; quizá Los Pinos de Lázaro Cárdenas, se le hizo poca cosa, o también es parte del mito y el mitote de que “ellos” no son iguales, lo que es cierto, son peores.

   Quiero dejar claro que a mayor tozudez y anquilosamiento, menos capacidad intelectual. De aquí saque usted sus propias conclusiones cuando se encuentre con un ser humano incapaz de recibir una crítica o sugerencia para cambiar su manera de pensar o vivir; cuando oiga usted a alguien a quien “no puede movérsele una coma” porque echa espuma por la boca. Y creo que junto con este y otros pensadores mexicanos -o de dónde vengan-tenemos que proponernos como seres humanos no renunciar al pensamiento, que es lo único que nos separa de las bestias.

   Imagínese usted que la cabeza parlante de la 4T ha mandado hacer una escueto comunicado de lo que es su pretendida reforma electoral, y con eso quiere convencer a los “buenos salvajes” que le siguen: su reforma no quiere desaparecer al INE; no, claro, se lo quiere apropiar. El recorte –alega- es porque gastan mucho; pero lo que cuesta el INE no se compara con las 8 veces más que costó el “chAIFA”, las 20 veces más que costará su Tren Maya; las 30 veces más que nos ha costado su refinería, y las 22 veces más que costó la cancelación del antiguo aeropuerto de Texcoco. Miente. Ya hizo un recorte de 6 mil 437 millones de pesos a los organismos autónomos, porque odia ver a la sociedad civil organizada. Sus mal llamados “programas sociales” se incrementan, porque cada voto lo quiere subsidiado (mientras dure el dinero), amarrado. Dinero para reforzar la estructura que representan los “servidores de la nación” y que operarán cuando Amlo logre vedar a los INE estatales. No es que desee quitar dinero a los gastalones partidos, no, los quiere debilitar para que el único gordo sea Morena. Por eso arremetió contra Roger Bartra. Dijo que los pensadores cambian de viejos. Quizá. Lástima que algunos sigan siendo los mismos rastreros de siempre.

Escribe: Guadalupe Elizalde

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