Muy buenos días lector@s estimadísim@s. Ponerse a leer un tiempo antes de comenzar el día para informarnos es un hábito que debiéramos difundir en nuestra familia, sobre todo entre los jóvenes que están perdiendo vocabulario para expresarse. El uso de aparatos electrónicos les ahorra tiempo y esfuerzo, pero el saber y conocer necesitan de éste para que estimen y respeten al que sabe, y sepan lo que cuesta buscar y hallar la información que con los años un ser humano va almacenando en su cerebro. Los usuarios del chat, por ejemplo, pasaron de pocas palabras a un emoticón. ¡Ojo a esas señales!, porque quien vive para adentro, muere también para adentro. Es decir, un joven que no puede externar sus emociones será víctima de éstas. El resultado, para abreviar, puede ser de dos tipos: o depresión o ira acumulada, y a la hora que estos sentires acumulados explotan por lo regular ya es tarde y sólo queda enfrentar los estragos. Y pido atención a los padres y abuelos que somos los que estamos ahora cerca de esta generación en crecimiento, dado que la pandemia nos ha impuesto algunas restricciones que afectan nuestra movilidad. Por las noticias que ahora circulan acerca de la nueva mutación del virus Covid, el Omicron, y las medidas que comienzan a imponerse en el mundo, pudiéramos estar ante una nueva amenaza que volvería a remitirnos al hogar. Creo que las personas mayores de edad estamos más equipadas que los adolescentes y jóvenes para lidiar con un relativo aislamiento. Bueno, ahí les dejo la primera tarea que comprende no abandonar a esta generación ni a las personas de la tercera edad o incapacitadas. Pasando a otro tema muy distinto, dicen que se dice que el señor José Antonio Romero Tellaeche cayó como del cielo en el Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE. ¿ Pero qué significa caer del cielo? Venir de lo alto no es por fuerza un fenómeno angelical, pues también del cielo cae el granizo que destruye sembradíos, y hasta las nevadas salvajes que aíslan grandes ciudades. Romero vino al CIDE así, como tormenta no fasta y congeló en un segundo todo el entusiasmo de alumnos, profesores y personal que ahí labora. El primer error que se cometió en contra del CIDE fue hablar de esta institución como si se tratara de una olla de grillos que están tramando un montón de cosas en contra de la sociedad mexicana. Oír al presidente López Obrador da pena ajena, pues parece estar muy mal informado; o habla sin conocer o actúa por consigna. Primero le pegó al Conacyt en lo económico, no importando que digamos a propios y ajenos que lo faltante en la República Mexicana es investigación; cerebros que nos empujen desde diferentes especialidades hacia un fin más alto. Más adelante se les inventaron cuestiones que yo llamo “neopecados”: o sea, ser neoliberal, como si vivir en una época atea y anómica como es ésta, nos hiciera no creyentes y bandoleros. Que si estuvieron ahí viendo las destrucción nacional sin hacer nada… Entonces, ¿qué castigo merecerán en 3 años los que actuaron como cómplices de la 4T en el desmantelamiento del país? ¿Cómo pagarán las vidas que se han perdido en los casos de los pacientes de cáncer? ¡Hágame usted el favor!, ¿el Conacyt, el CIDE y la UNAM de derechas? Supongo y afirmo que no: esta es una estrategia para empujar a su gente dentro de las instituciones. No importa si a quienes impongan en los altos puestos sean unos pelmazos con un currículo inventado, con mecha corta y arriben con la consigna de cortar cabezas y correr personal, haga falta o no. El caso es cacaraquear que se ahorraron mucho dinero y salvaron a la patria, aunque nos partan las matria. El camino es muy claro: imponer, que la DEMOCRACIA electoral y los pasos para elegir autoridades les merecen muy poco respeto. ¿Qué va a informar hoy el titular del Ejecutivo? Lo mismo que repite todos los días, los otros datos que rara vez coinciden con la necia realidad. Es un mandatario muy querido pero poco creíble. Pero eso sí, en su ambiente, en la bola propagandística, llenando plazas, que es lo que a él se le da y le gusta. Feliz inicio de mes. Guadalupe Elizalde.
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