Buenos días tengan sus mercedes, y mil gracias por acercarse a este espacio de opinión que pretende llevar a sus ojos algo de información entendible, acerca del galimatías que a veces vivimos en este país Guadalupano y futbolero. Pues mal comienza la semana quien fallece en martes. Ayer le tocó el turno al gobernador Miguel Barbosa, hombre que conocí militando en la izquierda más dura del país (PSUM), quien afirmaba que emigró a la capital para conocer personalmente y convivir con las figuras más relevantes de esta corriente políticas. Se le recordará como un gran legislador; un político que quiso unir -desde el PRD- a México en una candidatura común. Buen perredista, se resistió en los micrófonos, y no pocas veces, a emigrar a Morena tras declarar que Andrés Manuel se estaba equivocando, pero al fin lo convencieron y, allá va, de regreso a Puebla. Recuerdo con pena que cuando cayó el helicóptero en donde viajaba la gobernadora Martha Érika Alonso y su marido, el senador, Rafael Moreno Valle, Barbosa tuvo una desafortunada expresión: dijo algo así como que Dios la castigó por haberle robado la gubernatura, “porque yo gané”. ¿Quién iba a decirle que él moriría en la misma ruta? Porque según informes salidos del Instituto Nacional de Cardiología, Miguel Barbosa llegó muerto a ese hospital.
No quisiera estar en el pellejo del médico que le ponchó el pulmón al llegar al Hospital de Traumatología y Ortopedia en Puebla. Introducir un catéter a un enfermo delicado para restablecer la función cardiaca, no es cualquier cosa. Se requiere el concurso de un médico angiólogo con gran experiencia y un hospital con todo lo necesario para el manejo de la sangre y la colocación de sellos de agua. Pues tras ese error humano, todavía deciden que viaje a la Cdmx donde ya no pudo hacérsele nada. Mi abuelita opina que lo suyo ya no era vida, pero qué le vamos a hacer. “Uno se escapa del rayo –sentencia mi abuelita- pero de la raya, no”. Pedimos por su alma, por su descanso eterno y porque su familia pronto encuentre el consuelo que necesitan.
Pero volvamos a este mundo matraca, reclama mi abuelita, quien me ganó una apuesta. Yo esperaba que el senador zacatecano sacara la casta que dice tener y acabara de una vez diciendo la verdad de lo
que piensa y de lo que haría si llegara a la Silla Presidencial, en la Emiliano Zapata no quiso sentarse porque –objetaba- “en ella se sientan hombres muy buenos, pero al tiempo se convierten en muy malos”. Por cierto, en este pasaje sucedió que Eufemio Zapata, hermano harto bucólico del Caudillo del Sur, llegó con verdadera curiosidad hasta el Palacio Nacional, intrigado por los comentarios de Villa y de su hermano sobre la mentada silla. Al verla, muy decepcionado exclamó: “¿Esta es la mentada silla?¡Yo creiba que era de montar!”
Volviendo al senador Monreal, pues sucedió lo que afirmó mi abue: quiso llevar la jugarreta más lejos y tronó la liga por lo que suele decirse: “No puede quedar bien quien sirve a Dios y al Diablo”. Quiso convencer a su bancada de que no pasaran los bloques que eran anticonstitucionales (21) pero sólo le admitieron 7, por parte del cabildero principal de Palacio y corcholata hiperactiva: A.A. López de quien los malosos dicen se parece a la nana del Conde Pátula. Es decir, tampoco leyeron nada los dichosos senadores de Morena, porque son todo menos buenos lectores. Mentira que a Monreal le preocupa la democracia mexicana y el destino de la patria. Le interesa mucho más su futuro personal y ver qué cosa le van a ofrecer, si es que recupera su sitio en el desayunador del dueño de los tamales de chipilín. Muy sereno ante los medios dijo que no se iba a apresurar y que, si se requería, llegarían hasta enero o febrero para poder estudiar a detalle tan delicado asunto. Recalcó que al INE habría que cuidarlo; que era un triunfo de la ciudadanía. También señaló que le preocupaba muchísimo el futuro laboral de miles de personas que hicieron su carrera profesional dentro del INE… Nada de la reducción de plazas y comprimir al INE lo detuvo en sus ansias de quedar bien aquí y allá.
Sin embargo, siempre es mejor conocer a la gante como es y no hacerse el tonto eligiendo como amigo o socio a alguien más canijo que uno. Por cierto, no aguantamos la risa: ¿De qué van a debatir l@s corcholat@s de Morena? ¿A poco van a cotradecir o criticar al líder de la manada?, como diría César Millán.
Escribe: Guadalupe Elizalde