jueves, noviembre 21, 2024

De cómo se farolea en la calle y se funde un país Por si usted no lo sabía

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Estimad@s y estimables lector@s, los saludo con la alegría de siempre y la gratitud de estar viva, sana, con familia y con una multitud de amigas y amigos que han hecho la gracia de esta vida. Mi abuelita ha estado platicando de sus juventudes y de los conocidos que quedan vivos. Qué importantes son las flores del jardín; qué importante es despertar y tener alguien a quién decirle buenos días… También interesa contra quien despotricar, pues esto hace que mi abuelita y sus amig@s se mantengan activ@s, leyendo e informándose. Hay un amigo de mi abuelita, de esos mala cabeza que no faltan. Tan necia fue su conducta, que la familia tuvo que huir de la comunidad para comenzar de nuevo en una zona apartada en ese entonces, y medio selvática, donde se habían establecido algunos hacendados importantes, de familias con abolengo y alcurnia en aquél estado. La abuela contaba que cuando llegas en un estadio económico no tan bueno y eres recalcitrante y muy tóxico, pues nada te parece, y tampoco permites que el mundo esté en su lugar. El conocido de mi abue se llama Manolo. Y de ese estado “de nada y nadie” buscó siempre cómo escalar dentro de la política hasta que lo logró.
Ahora la pregunta es saber si el exceso de marihuana y su afición a frecuentar casas de placeres pagos, lo habrá afectado de manera irreversible. En eso estamos, querid@s lector@s, investigando con un especialista. Porque aunque se convirtió en “buen gente” afiliándose a una secta, allí pasó de obediente y contrito a sentirse Dios. O sea, el poder ahora sí terminó por perjudicarlo. Y mientras seguimos en estas pesquisas pasamos a nuestras preocupaciones actuales. El presidente de nuestra República ha vuelto a emprenderla contra la Máxima Casa de Estudios, la UNAM, con argumentos tan pobres y torpes que una se pregunta si es su cerebro el que funciona en otra frecuencia; es el ruido de sus aduladores el que ya no le permite conocer la realidad del país o de plano el mundo no le gusta como está: o sea, que el susodicho no ha cambiado nada.
Supongo que lo ocurrido es que fue a visitar a sus iguales que viven en paisitos empobrecidos y entonces él tiene la oportunidad de revivir y “sanar” sus emociones. Hoy ya no es el muchacho sin dinero que robaba a los hacendados para pagar sus vicios. Ahora como mandamás puede disponer, regalar, hacer más fuertes a los que ya lo son y hablar de los pobres como si él fuera un ángel encarnado. Porque pobre es el pueblo, nunca sus dirigentes. Allá, en sus viajes vuelven a ocurrírsele ideas y acciones en donde él es el “salvador”, el que ayuda, el que salva, el que regala. Pero hay un error en él mismo que está quebrando el barco que dirige y esto es precisamente el dinero: todo lo ha puesto al servicio de su maquinita electoral, porque maquinaria fue la del PRI. Y le digo maquinita porque nadie le cumplió con el número de votos que él exigió le llevaran a las urnas. Quiero creer que el pueblo mexicano ha dejado de ser limosnero y tiene dignidad. Hay algunos que nunca cambiarán y se sienten muy a gusto con los 7 mil pesos que regala a sus adeptos aplaudidores. Ellos no han leído lo que prometieron como sueldo a los médicos que traerán de Cuba y menos lo comparan con el salario que pagan a un especialista contratado por el gobierno. Además, prometió pagarles a los cubanos alimentos, hoteles 4 estrellas y hasta transporte hasta sus trabajos. Ése es uno de los dispendios que está agrietando el barco. Qué va de 109 mil pesos a 8 mil en el mejor de los casos. Ya se supo que hay en México 59 mil médicos especialistas desempleados. Ya se sabe que la UNAM no mandó a descansar a los médicos a su casa durante la pandemia, sino que los más preparados, los que sí podían salvar vidas por sus conocimientos y práctica acumulados, hicieron fuertes a los hospitales privados que fueron habilitados por necesidad cono hospitales COVID. ¿Cómo iban a mandar muchach@s de tercer año a morir al lado de los enfermos graves? Mejor que nos diga, ¿qué les parecieron las fotografías y videos de los médicos cubanos fumando en los pasillos de los hospitales, mientras nuestros médicos, enfermeras y empleados de la Salud corrían alrededor de ellos? Y no los culpo, al contrario, me dan pena. ¿Cómo van a recetar si en su país no hay medicamentos? Si esto es cierto, mucho menos podrían calibrar un respirador artificial. Esos médicos son los que faltan, especialistas urgenciólogos, neumólogos, hay muy pocos hematólogos en el país, etc. ¿Por qué no ayudarlos a hacer estas especialidades? Ah, pero ya sacó una silla de la UNAM del INER. ¿Para qué?

Escribe: Guadalupe Elizalde

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