Buenos días estimada/o lector/a. Los saludo este semana con una magnífica noticia: se trata de la pesista mexicana de origen chiapaneco, Aremi Fuentes, que al fin recibió de manos del gobierno federal (o del presidente de la República) el apoyo económico que le habían prometido, tanto por su participación en la Olimpiada de Tokio como por la medalla de bronce que obtuvo en dicha competencia. Aremi agradeció cumplidamente este estímulo que es como un abrazo tras años de lucha. Por su parte, el gobierno de Baja California sigue haciendo el ridículo a causa del cheque que le diera por 50 mil pesos, pero sin fondos. Esta atleta entrena en ese estado porque en Chiapas no encontró los medios para desarrollarse como atleta de alto rendimiento, sólo que vivir transterrada sale muy caro y su beca y salario son bajos.
Lo que se pone color de hormiga es la llamada “contrarreforma” eléctrica, considerada como una de las más pesadas del sexenio. El presidente López Obrador quiso modificar el funcionamiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), como empresa, y de los mecanismos o instituciones que la regulan, pero no se pudo. La reforma no pasó porque se llegó al consenso de que era inconstitucional. Sin embargo, ¿para qué es el poder?, se preguntan los gobernantes, pues para ejercerlo; y hasta para cambiar la Constitución Mexicana que nos rige, si sus renglones estorban para torcer la realidad hacia donde se requiere, según los fines.
Pero en esto de las visiones parece que en México estamos como los protagonistas de las “Memorias de un Enfermo de Nervios”, de Daniel Paul Schreber, en cuanto a las alucinaciones se trata. Primero, el protagonista se pregunta si la locura será un estado sublime de la inteligencia, que se eleva tanto del común de los mortales que éstos no alcanzamos a comprender lo que el enfermo intelige y ve. Pero rápido se convenció que su teoría no era correcta, pues no vio avance en la agudeza de un enfermo de gripe y menos aún en otro que había contraído pulmonía. Digo esto, porque por un lado, los diputados y senadores de Morena están convencidos de que los cambios serán la panacea para el país, y la llamada “oposición” (más amplia que diputados y senadores) asevera que serán la ruina y el caos para México. Mi pregunta es: ¿quién tiene gripe y quiénes pulmonía?
A reserva de ocuparnos del contenido de los cambios en la próxima entrega, daremos un vistazo a los prolegómenos políticos de esta reforma o su contrario, según esté parada/o usted.
El partido que más apachurrado está es el PRI. Oprimido, dicen algunos, por la insistencia presidencial. Andrés Manuel los conoce bien, como si de su familia se tratara. Los ha venido maltratando desde hace años y les ha endilgado más epítetos que los militares golpistas al pobre Madero. Pero ahora los invita al abrazo, ése que todo limpia y les dice que es su tiempo, su oportunidad de reivindicarse ante la historia. Si acceden, esta unión se conocerá como el PRI-Mor. ¡Pavor!, dicen algunos priistas y hasta se rumorea que han acudido buscando el amparo del gobernador del Estado de México para que calme las ansias de novilleros del dirigente del PRI, “Alito”, Alejandro Moreno, y del coordinador de la bancada en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira. Y sí, hacen bien. Ya hemos dicho aquí que es la única figura a destacar de dicho partido; está fuerte porque ha gobernado bien y con muchos aciertos a favor de los necesitados y de las mujeres.
Sin embargo, “Alito” y Moreira tienen sus motivos, su pasado, sus memorias y errores… Y hay gente a la que su pretérito le da miedo.
Otra causa política para sublevarse dentro de las bancadas del PRI, es que están ciertos de que romper la unidad opositora con el PAN y otros opositores como el Naranja les costará mucho. Al menos los últimos estados que han conservado como partido y gobierno pueden desaparecer, ya que los ciudadanos que todavía los apoyan y son fieles votantes, les darán la espalda en cuanto los vean pastar en los corrales de Morena. Así de fuerte está el problema político en ambas Cámaras. Osorio Chong está alerta con los senadores, pero todo depende qué cosas ocurran en la Cámara alta, o Cámara de origen. Allá ellos y su mala o buena conciencia.
Periodista Guadalupe Elizalde
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