Buenos días tengan las y los lectores de este espacio. Es día de muertos y muchos hicieron “puente”, en especial l@s niñ@s que aprovechan para disfrazarse, unos de catrinas y catrines, es decir, de la muerte como se conoce desde los grabados de don Guadalupe Posadas, y los más de monstruos importados de las cintas de horror más famosas de los Estados Unidos y de otros lares, o del ilustre “Grito” del pintor noruego Edward Munch.
Por otro lado, se miran tres noticias que vale la pena resaltar: del triunfo electoral de Lula Da Silva en Brasil, de quien se pregunta: ¿Populista o izquierda socialista?; otro diario en México da cuenta de que Badiraguato es un pueblo de gente buena y trabajadora, dicho por el presidente López Obrador. Y la tercera remarca que el Consejo de la CNDH refuta la crítica hecha por Rosario Piedra sobre la “transformación” del INE en una simple sucursal de la encuesta, mal organizada y de dudosos resultados.
Y usted se preguntará: ¿Qué tienen todos estos temas en común? Pues mucho. Lo urgente es lograr que nuestro ojo crítico alcance la mayor anchura posible, para que toda la realidad quepa en él y así tener a la vista un más vasto horizonte. Casi podría apostar que la mayoría de los “fans” (personas acríticas) de la 4T no conocen los orígenes de su movimiento. Pero aquí estamos para explicar el fenómeno de las distintas caras de los grupos de izquierda en América Latina. Primero que todo hay que observar a quienes vivieron y están convencidos de que las revoluciones en Cuba y Venezuela fueron exitosas. Es decir, los que comulgan, por ejemplo, con el régimen nicaragüense –el que ya no puede sostenerse de ningún modo. Los tres cayeron en dos formidables agujeros: la dictadura y la pobreza.
ALGUNOS activistas de izquierda salieron a países como Alemania, España, Chile o Argentina. Como los viajes ilustran fueron convenciéndose de que no es necesario aferrarse al poder y así, como los niños, pudieron actualizar sus disfraces entre lo aprendido, apegados a su historia y condiciones, combinados con aquellos que una realidad más progresista y democrática iba enseñándoles. Se divide así la izquierda entre los que mi abuelita llama “los aferrados al poder, intransigentes caudillos” y los intelectuales que hechos gobierno, van aprehendiendo ideas y realidades económicas que- a veces- sólo detentan cuando se llega al poder. Como no existe en ellos el pensamiento del que dice “sólo yo sé hacerlo”, aceptan de manera natural la alternancia, tratando siempre de influir unos y otros, en la realidad política del país al que pertenecen. No hay “sospechosismo” porque izquierdas, centros y derechas trabajan al amparo de una sola Constitución y obedeciendo las leyes del Poder Judicial. Todos los disfraces se valen en Día de Muertos, y se respetan.
La pregunta de qué va a hacer Lula, es interesante puesto que ya fue presidente y conoce la panza del dinosaurio mucho mejor que López Obrador. Es decir, Lula ya salió al mundo y es una persona mayor y muy listo. Si no puedo adivinar a dónde va, si sé a dónde no: a la pobreza, porque un país como Brasil puede prenderse como un polvorín.
Aquí no hay experiencia de paso por el poder. La 4T está formada en su mayoría por adultos que en su juventud se prepararon ideológicamente en libros que ya están rebasados: la frase pronunciada por AMLO en el sentido de que “las cosas cuando van peor, mejor” (Trotsky) sería otra si el líder ruso asesinado en México por otro líder ruso hubiera vivido, por ejemplo, la caída del muro de Berlín. Pero aquí, mucha gente de izquierda o se fue a Rusia o a Cuba ( o a Venezuela cuando se puso de moda a finales de los 80s); el ala más recalcitrante, bajó de las montañas tras encabezar movimientos guerrilleros o formar células ultra. Un ejemplo de ello es la indoctrinación que padecen todavía las Normales Rurales. Y uso la palabra padecen porque no salen, no prueban las teorías contra la realidad y son de la idea de destruir todo para crear una República ideal, como la Ciudad de Dios y hasta el horario de Dios. El pueblo para ellos es sabio de nacimiento, y si además son oprimidos por “un capitalismo voraz”, pues pertenecen al pueblo bueno y trabajador, como allá en Badiraguato, Chihuahua o Durango.
En la CNDH, su Consejo Consultivo y las desavenencias con su presidenta Rosario Piedra, de tradición guerrillera (por su hermano) podemos observar otras dos caras de la izquierda mexicana: la dogmática que sugiere que el único camino es detentar el poder absoluto y la que acepta que nos enseña la física: todo es movimiento. Ojo: éste es el juego del INE. Entonces, a defender la alternancia.
Escribe: Guadalupe Elizalde