jueves, mayo 2, 2024

De la Ley al choro mareador Por si usted no sabía…

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Muy buenos días tengan las y los lectores de este espacio. Con sumo gusto, envío la presente colaboración para quienes la esperan, leen o/y comentan con esta escribidora. He aquí algunos tópicos que quisieran tratar y a veces no alcanzo a desarrollar.


En cuanto al caso de la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel Mossa, y el de la tesis que comparte “fraternalmente” con el abogado Édgar Ulises Báez Gutiérrez, vamos en que el argumento del sainete sacrificó con un florete político a la maestra y asesora de tesis, ex maestra de la FES Aragón, Martha Rodríguez Ortiz, y hasta ha llegado a rumorearse que la destituida asesora de tesis traficaba con estos textos, cosa que está por demostrarse, porque no es lo mismo levantar una acusación de “ayuda” a una sola alumna, que dar por sentado que recibía este dinero por facilitar lo ya redactado entre sus alumnos. Eso , por decir lo menos, “no es de Dios”, como subraya mi abuelita.


Lo que sí la hizo enojar muchísimo (a mi abuelita) fue el dicho semanal del habitante de Palacio Nacional, quien aseveró que el discurso serio y puntual del rector de la UNAM, Enrique Graue, no era sino “como dicen los filósofos, puro choro mareador”, prueba de que cada león, entre más flaco y rasurado esté, más cree que todos los demás son de su condición. Choros mareadores, los de él, y daremos al calce algunos ejemplos.


Pero vamos a terminar con este engorroso asunto con una sola pregunta: ¿Qué parte del discurso del rector de la Máxima Casa de Estudios no entendió?
Enrique Graue Wiechers abrió su informe del viernes anterior diciendo que el PLAGIO no es un asunto menor; que es una conducta reprobable ética y moralmente hablando. Que en la UNAM debe prevalecer la fortaleza de la legalidad (contra el choro mareador de que no me vengan con que la ley es la ley). Dijo: “Cuando el debido proceso haya concluido se establecerá lo que decida la Comisión de Honor del Consejo Universitario para decidir las sanciones del plagio que correnponda a la todavía ministra de la Corte Yasmín Esquivel.


El rector siguió adelante: La UNAM no evadió su responsabilidad; la de él, aclaró. no fue timidez ni temor ni encubrimiento. Fuera de choros dejó muy claro: “No puedo ir más allá de la normatividad actual, el prestigio de la institución está entre dicho; no decidiremos por presiones externas”, afirmó. Luego, estimd@ lector/ra, será la Comisión de Honor del Consejo Universitario quien se encargará de revisar los dictámenes y la documentación emitida por el Comité de Integridad Académica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón (FES Aragón), junto con las evidencias que continúan surgiendo sobre los casos de plagios en tesis.


¿Saben ustedes por qué? Porque ahora sí se cuenta con las herramientas electrónicas necesarias e indispensables para esclarecer quiénes y en cuántas ocasiones se ha cometido este vicio de plagiar las ideas de quienes sí se esfuerzan, en el ámbito que sea, en pensar a partir de las bibliografías necesarias para aclarar dudas en las diferentes especialidades que la UNAM dispone para sus alumnos.


Este paso será crucial para que la Universidad recobre la seriedad en este tema de las titulaciones; otro paso será depurar –que acaso los hay- a la UNAM de aquellos pocos maestros que sí se han dedicado a hacer negocios a costillas del talento de otr@s. Pero, claro, el señor de Palacio le tiene ganas a la UNAM. El rector tiene que fortalecerse a través de un juicio justo a la exalumna Yasmín, pues como aseguró el rector “Cuando este debido proceso haya concluido”… Porque nadie puede ser condenado sino mediante juicio y sentencia, excepto cuando el Palacio se hacen las veces de Ministerio Público, acusando a la gente sin pruebas. Y si usted echa un ojito al artículo 5 de la Constitución, se dará cuenta fácilmente de que no cualquier persona, por más pruebas que aparezcan, puede ser privada ni el ejercicio de su profesión ni de sus garantías individuales. Por eso, si alguien con poder le dice a usted que actúe en caliente, no le haga caso, siga los pasos que marca la ley para que al final la razón legan los fortalezca.


Choros mareadores los del diario juicio de Gerardo García Luna, que ni está en nuestras manos ni en nuestro país. Que es culpable de muchos delitos que le achacan, sí, pero hay que desahogar las pruebas y llegar a las sentencia. Lo que sucede es que había que restar atención al juicio de Yasmín Esquivel, esposa del constructor Riobóo. Ojo, mucho ojo.
Escribe: Guadalupe Elizalde

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