¿Qué importante es el día de hoy?
Vivimos en un mundo tan cambiante, estamos inmersos en la cotidianeidad que, de pronto se nos olvida el día que estamos viviendo. En nuestro afán por cumplir con el trabajo, la familia, la sociedad, vivimos de prisa, con poco tiempo para hacer una pausa, detenernos y observar a nuestro alrededor, darnos cuenta de aquellas personas que ya no están, aquellas que dejamos de ver, los vecinos, los conocidos, los amigos, los familiares, el árbol de la calle, el bullicio de una casa, los niños que crecieron y hoy son adultos, el cielo raso, a veces atiborrado de nubes, el gajito de la luna o la redondez de su vientre, el brillo de las estrellas, el florecer de las jacarandas, el sonido del viento moviendo las ramas de los árboles, el arcoíris que de pronto se aparece, los cambios en la casa, en mi ser, en mis costumbres, este día en que abrí los ojos en mi cama, en un techo seguro, con gente a mi alrededor.
Si hoy dejara de existir, mañana el sol saldrá sin dudar, me llevarán a mi morada final, habrá lágrimas, después mi recuerdo estará presente por un tiempo y poco a poco el tiempo lo ira diluyendo, me recordarán en las fechas precisas, en mis cosas, que también se irán perdiendo.
Si hoy me divorciará, mañana despertaré sola, sintiendo que el mundo se viene encima, pensando que hacer con mi vida, feliz si no fue un buen matrimonio, triste si me dejaron por alguien más, segura estoy que por amor no perderé la vida, seguiré tomando café, comiendo todo aquello que me gusta, miraré los espacios vacíos, el lugar que quedó solitario, mi lecho estará más grande, mi mascota pedirá un espacio.
Si hoy me quedará sin trabajo, mañana quizá me tome el día, o llene solicitudes y acuda a buscar empleo, me llene de angustia, se acumulen las deudas, los gastos preocupaciones, pero algo se tendrá que hacer.
Si hoy me casará, mañana empezaré mi historia con la de otra persona, viviré mi cuento de hadas, tendré hijos, haremos planes y seré feliz.
Si hoy me sacará el premio mayor de la lotería, mañana me iría de viaje, recorrería el mundo, compraría los zapatos más caros, el perfume, la bolsa, la ropa, todas las excentricidades que permite el dinero.
Si hoy perdiera la memoria, mañana seré una vagabunda, sin miedo a nada, sin pasado ni futuro, sin preocuparme por trabajar, por pagar impuestos, por mantener una familia, por cumplir con el trabajo, por las deudas, los gastos, por mi peso, mis arrugas, mi edad.
Si mañana encontrará a mi primer amor, ¡Rayos! No sé que haría mañana si volviera a encontrar a mi primer amor.
Escribe: Lorena Reséndiz Mendoza