Después de una ausencia prolongada, mi amigo el Güero regresó.
Este gatito era amigo de mi compañero de vida el Simba, lo deje de ver hace varios meses, él jugaba con Simba cuando yo me salía de mi casa.
Dicen que los perros y los gatos no se llevan, pero muchos de ellos nos dan lecciones de vida, seres irracionales que dan más amor y lealtad que los que son racionales.
El Simba y el Güero eran amigos, siempre en la obscuridad de la noche llegaba el Güero e incluso aveces lo encontraba dentro de mi casa posado en un sillón, yo lo corría porque era callejero y podría traerle enfermedades o pulgas a mi Simba, sin embargo pareciera que Simba lo invitaba a pasar e incluso lo escondía de mi, le compartía de su comida y agua que le dejaba para mi jornada laboral.
Yo salía de mi casa de las 8:30am hasta las 10pm largas horas de ausencia mientras mi compañero de vida me esperaba con gran entusiasmo y júbilo, siempre me recibía con gran emoción entre ladridos, vueltas y moviendo la cola el Simba le alegraba verme, se emocionaba mucho y mostraba cariño desbordante, así era el Simba.
Cuando murió el Simba me rompió el corazón lloré mucho, pero murió en mi cama y en mis brazos, mientras su amigo el Güero maullo durante varios días e incluso perros de la colonia aullaron de forma extraña parecía que supieron que Simba había muerto.
El Güero buscaba a su amigo de repente se metía a mi casa y maullaba, incluso un día deje la puerta abierta de mi cuarto que comunica a las escaleras de mi pequeña palapa que hice para el Simba y tuviera más espacio y libertad, la azotea de mi casa era el lugar preferido del Simba y de su amigo el Güero.
En una ocasión el Güero aprovecho para meterse, sin darme cuenta, esté pequeño gato astuto y adulto aprovecho la noche para esconderse en algún lugar de mi casa, eran las 4 de la madrugada cuando sentí un bulto en mis pies y no recordé en ese momento que Simba ya había muerto, los pies de la cama era el lugar preferido de mi amado Simba, así que con las obscuridad me levante al baño y regresando lo acaricie amorosamente, mi sorpresa fue al recordar que Simba ya había muerto meses antes, por lo que prendí la luz y vi al Güero en el lugar exacto de mi pequeño.
Reaccione enojado y le dije Güero, no perteneces aquí, ¡sal de mi casa!, lógicamente el Güero se asustó y corrió para salir como bala de mi cama y subir a la azotea.
Me acosté y empecé a soñar con mi pequeño Simba también recordé a Wendy otra hermosa perrita que murió de cáncer y se encuentra enterrada en la casa de mi mamá con su lápida debajo de la resbaladilla de metal que les puse a mis hijos cuando eran pequeños.
Me remordió la conciencia haber corrido al Güero y empecé a buscarlo en noche y también en el día en mi azotea, él temeroso, se escondía entre los sillones o macetas que tengo arriba y le empecé a dar las pequeñas croquetas del Simba tenía una gran bolsa de alimento, le puse la cobija favorita de mi pequeño, colocándola en uno de los sillones, el Güero entendió de inmediato el mensaje era bienvenido a mi casa.
Cómo el Güero era gato callejero, se hiba y regresaba cuando quería. Creó que el me adoptó, pero empezó a llevar a más gatos en mi azotea, eso ya no me gustaba no era lo acordado con el Güero porqué entre ellos, había un gato muy agresivo color gris con ojos muy raros parecían demoníacos, así que regañe al Güero, creo que me entendió y se fue con ellos, tardó mucho en regresar nuevamente, notamos que andaba enfermo porque había mucha popo diarreica en determinados lugares de la palapa, lógicamente no era agradable limpiar, incluso se tuvieron que tirar sábanas que protegían los sillones de la palapa, me imaginaba que varios de sus amigos seguían utilizando mi palapa para protegerse de la intemperie, algunos compañeros del Güero eran cariñosos, ésto me llevó a vigilar más, en la madrugada escuchaba pleitos de gatos en mi azotea e incluso subí en varias ocasiones pues el gato gris era el dominante, hacia supongo sus fiestas en mi palapa, ya eran varios: negros, blancos, con rayas, con manchas al menos 6 que siempre andaban de fiesta y se refugiaban ahí.
Las broncas entre ellos ya se volvían comunes, pero el Güero ni sus luces él no participaba, siempre corrí al que me parecía malora e incluso en una ocasión hasta me quiso atacar y arañarme.
Cuando subía todos los gatos corrían hacia todas direcciones de las otras azoteas, yo extrañaba al Güero, pero de él ni sus luces.
Pensé que había muerto y que esa diarrea era del Güero, le compré comida de gato que guarde en la cajuela de mi camioneta, ya que la última vez, yo ya no tenía nada que darle, en ocasiones le daba huevo crudo o le hacía dos revueltos, jamón o salchichas lo que tuviera a la mano, pues nos habíamos adoptado.
Hoy 25 de diciembre después de muchos meses, navidad me trajo nuevamente al amigo de mi Simba, el Güero.
Gracias navidad por darme un nuevo compañero de vida, el Güero tiene libertad de estar y venir cuando quiera, aquí tendrá un buen refugio así cómo comida y agua.
Bienvenido Güero gran amigo de mi Simba QEPD.
#UnaBellaHistoria
Escribe: Carlos Tizoc Mondragón Barrón