jueves, noviembre 21, 2024

El estigma de ser madre #IdeasqueAcomidaneIncomodandeLorena

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Hace dos días se festejó en México el día de las madres, esta vez los puestos vendiendo infinidad de productos para regalar no fueron tan abundantes y prolíficos como en otros años, quizá se deba al elevado costo, sobre todo de las flores tradicionales, las rosas, que parecían traídas de la luna, su precio era bastante elevado, y con este calor se marchitan de inmediato. Aún así hubo quienes regalaron a sus progenitoras raquíticos ramos, para no acabar con la tradición y festejarlas en su día.


Pero, hablemos de este emblemático día, diez de mayo que en este año de dos mil veintitrés se cumplen ciento un años en que José Vasconcelos, Secretario de Educación y el periodista Rafael Alducín hicieron la propuesta de tener una fecha específica para honrar y enaltecer a quienes nos dieron la vida, se escogió el mes de mayo por ser el mes de la virgen y el diez, porque es esa fecha se pagaba por decenas, de esta forma quedó instaurado el diez de mayo como esa fecha especial, sin importar en que día de la semana sea diez de mayo.


México fue el primer país latinoamericano en realizar esta conmemoración. Se inició por la influencia de Estados Unidos, Anna Jarvis, mujer del estado de Virginia Occidental a quien se considera fundadora del día de las madres, que promovió la celebración para reconocer el esfuerzo de las madres trabajadoras de esa época. Y se puede pensar que es una estrategia más de la mercadotecnia de las empresas para vender u ofrecer servicios, sin embargo, este festejo se remonta a los griegos, quienes homenajeaban a Rhea, madre de los dioses.


Esto fue un breve relato del origen del diez de mayo, pero el artículo se titula “El estigma de ser madre” es fuerte la palabra, pero hablemos de las mujeres que deciden no ser madres, son juzgadas por la sociedad, por la misma familia, tal parece que la función de la mujer es ser madre, de lo contrario carecen de valor.

Existen otras mujeres que deciden cuidar a los sobrinos y muestran ese amor maternal que las invade, también hay, quienes abandonan a sus hijos, motivos sobran y no tenemos la capacidad de entender esta parte, solo las comparamos con los adjetivos más despectivos; las madres existen en todos los colores y sabores, en todos los tamaños, en olores diferentes, en distinta envoltura y a veces ni con el mismo sentimiento. Hay madres muy malas, según la edad de los hijos, tiranas, golpeadoras, temibles, después cambian la imagen y son lo mejor de la vida, las súper heroínas, las que todo lo resuelven, las más buenas que el pan de dulce, después se vuelven las intolerables, las que nada entienden, las que no escuchan, las que fastidian, molestan, las que deberían desaparecer de la faz de la tierra, en otra etapa la madre se vuelve invisible, poco a poco va desapareciendo de la vida de los hijos, ya no se necesita, pocas veces se recuerda, pocas veces se dan cuenta que la soledad y el abandono es lo único que les pertenece, se van dejando en un rincón, como algo que está viejo, que ya no sirve.


Las madres son juzgadas de acuerdo a la calificación que los hijos les otorgan, generalmente son acusadas y responsables de todo lo que acontece en la vida del adulto, habrá quienes son vitoreadas, aclamadas y enaltecidas por el extraordinario trabajo de formar seres humanos bondadosos y seguros, otras, culpables del desamor, de la injusticia, del dolor sufrido, habrá quienes el título de mamá no aplique y no lo merezcan, pero si del vientre emergió un ser humano, es madre aunque no lo ejerza. Es cierto, la tarea de ser mamá es una tarea titánica, criar, formar, guiar a otros seres que a veces son la mini versión del padre o de ella misma, es bastante complicado, no venimos con un manual, ni los hijos con instructivo, nos equivocamos muchas veces, así como nuestros padres lo hicieron con nosotros.


Quiten el estigma a las mamás, que ellas son los brazos seguros, las mujeres buenas, las que deben esperar a que se acuerden que aún existen, el nido seguro, las palabras melosas, los poemas y las rosas, las madres son de carne y hueso, quienes les cuidaron y lo harán por los siglos de los siglos, no son santas ni diablas, son seres humanos con demasiadas virtudes y defectos, si mamá te pide que la escuches, hazlo, si te cuenta la misma historia una y otra vez, recuerda que cuando eras pequeño o pequeña le pedías repitiera muchas veces el mismo cuento.


No dejemos que las mamás se vuelvan invisible, tampoco señales sus errores y sus defectos, solo amalas, acompáñalas, algún día ocuparás ese lugar y una silla vacía.
Escribe: Lorena Reséndiz

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