Se acerca una fecha especial para todos los mexicanos, una fecha en la cuál se voltea la mirada a ese lugar donde descansan nuestros seres amados, aquellos que se adelantaron en el viaje final, son días envueltos en la nostalgia del incipiente otoño, días llenos de nostalgia, de recuerdos, de suspiros entrecortados, de lágrimas y de risas. Poner el altar con aquellas cosas que les gustaban en vida, da vida a los altares, a los momentos de añoranza. Pero no todo es tristeza, como mexicanos también festejamos la vida en sincronía con la muerte y realizamos concursos de disfraces, de plañideras, de máscaras y otras cosas más, y algo que no puede faltar, son las tradicionales “calaveras literarias” en las cuales de manera chusca se busca de manera jocosa, jugar con las palabras, con los versos, teniendo como protagonista a la muerte, que es de lo único que nadie puede escapar.
Estas calaveras están dedicadas a nuestro querido amigo Carlos Tizoc Mondragón Barrón:
“Por el puente de la historia
viene una dama muy fina
vestida toda de negro
es llamada “La Catrina”.
Derrochando elegancia
y moviendo el tacón
dice la muy endina
que está buscando a Mondragón.
El licenciado anda de gira,
y no la puede atender
deje copia de su oficio
y espere a que lo pueda leer.
Dígame dónde lo encuentro
dijo furiosa la parca
¿Acaso anda en el centro?
¿o con alguna calaca?
Hoy es día de entrevista
no lo puede interrumpir
vaya y dese una vuelta
haga tiempo en el jardín.
La huesuda está furiosa
no puede disimular
que esta vieja latosa
al Lic. No pueda encontrar.
La huesuda está impaciente
de Mondragón, ni sus luces
dicen que se fue al ISES
a arreglar algún pendiente.
Ya está cayendo la noche,
y Carlos no apareció
la flaca hace berrinche
a Mondragón no encontró.
Calaca, ¿De dónde vienes?
preguntan las calaveras
al ver llegar a la flaca
derrotada y sin fuerzas.
Vengo de san Juan del Río
y no quiero compasión
lo quería, era mío
ese Carlos Mondragón.
Esta vez se me ha escapado
pero volveré a buscarlo
al famoso licenciado
de la famosa catrina
ningún mortal se ha burlado.
Vuela, vuela palomita
y dile a Mondragón
que estuve muy cerquitita
de volverlo chicharrón”.
Escribe: Lorena Reséndiz Mendoza
