Nuestro presente está invadido de distractores, una gama de impulsos virtuales, sonidos, música, videos, imágenes, fotos, textos, memes, etc. Es un reto mantener la concentración en nuestro presente, sea por evasión de la realidad, de lo siniestro que se ha convertido nuestro mundo, o, por el simple motivo de creernos estar aburridos. Ante la calamidad presente entre otras de la pandemia del sars-cov2 que nos causa la enfermedad de Covid19, hemos tenido que cambiar nuestros hábitos y estar más tiempo en casa, aún que ya van dos años del inicio de esta circunstancia hostil, las experiencias que antes buscábamos en los viajes, en los restaurantes y demás espacios públicos las debimos evitar para salvar nuestra vida y la de los demás. Como exprese al inicio los distractores nos están alejando de la reflexión, sí, me dirán que si pensamos, reflexionamos y sabemos lo que buscamos, pero, es menester, llegar a una tregua, pausa existencial, es decir, detener nuestro pandemónium de “multitasking”, que nos condiciona consciente o inconscientemente a estar “conectados”, a participar, a ser vistos, efecto del capitalismo voraz que nos impulsa a ser productos, a ser, alimento fresco de algoritmos oscuros que mantienen en la riqueza a unas cuantas personas. Por ello, entre alternativas que pueden darse, hay una muy antigua, que nos puede ayudar un poco: La literatura. Leer un libro es un hábito integral, nos brinda diversión, conocimiento, curiosidad y aprendizaje, no hay libro que nos lleve a escenarios dónde lo mejor y lo peor de la humanidad está presente. Ante el tiempo que puede sobrarnos al estar en casa, darle un vistazo a un libro, es un factor de salud mental, tema muy importante ante la pandemia que nos acecha. Nuestra imaginación requiere de alimento, no sólo de imágenes, sonidos o plataformas de películas. Leer en soledad es la muestra que la compañía puede estar en las letras, en las imágenes que se dibujan en nuestra mente y nos trasladan a sensaciones íntimas, dulces, melancólicas, de suspenso, terror, o de emociones varias. Leer acompañado, es una aventura luminosa, invita a tu pareja, tu hermana, prima, a tus mismos padres, y se sentirán acompañados de la complicidad más íntima, inolvidable. Leer requiere de poner atención a la página que se nos presenta a la vista, las letras nos invaden, nos atrapan, con su tinta de misterio, con los mensajes que los autores nos legaron. Leer es hacer humanidad, es crear, conducir nuestra imaginación y alimentar nuestra mente. Leer es la puerta para comprender, para descubrir al otro, al que no podemos conocer por lo rápido que andamos “viviendo” la vida. La Literatura es una oportunidad para detenernos y descubrir lo que nos hace ser seres humanos. Ser empáticos, solidarios, amorosos, idealistas, universales, religiosos, ateos, científicos, artistas. Después de leer, no es sorpresa que también tengamos ganas de escribir, escribir, de eso les hablaré la siguiente semana.
Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
Lic. Roberto Cárdenas Cachoa