martes, diciembre 3, 2024

Los hijos pueden ser el retrato de los padres, pero en el transcurso de su vida y crecimiento van cambiando en su propia búsqueda de su identidad   El Dragón de Mondragón

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Sin embargo la esencia que les hemos inculcado en su infancia con los valores bien cimentados en ellos, muy difícilmente alguien los puede cambiar, modificar e incluso destruir.

Ya que esos valores son los que nuestros hijos mamaron en nuestro hogar, a pesar de su entorno social.

Hemos escuchado la frase: “Tenemos que reconstruir el tejido social” casi siempre expresada por los políticos la cual ¡Les cae como anillo al dedo! que utilizan y pregonan con su verdad, cuando muchos de ellos ni moral tienen.

¡Cuando el tejido social depende de todos y cada uno de nosotros!.

Felicito de corazón a todos aquellos padres que pudieron engendrar en sus hijos valores como son: respeto, amor, lealtad, tolerancia y amistad, porque estos valores los llevarán al éxito de su vida en todos los ámbitos y tatuados en su corazón y mente.

Si el tejido social está roto, enredado, fracturado o descompuesto es en gran parte, culpa de nosotros mismos.

Trabajemos en reconstruirlo e incluso perdonar nuestros propios errores, es tiempo de corregir el rumbo y crear una mejor sociedad.

Y como decía mi abuelita hijito: si no cambiamos nos llevara la fregada, son tiznaderas lo que hemos perdido, la palabra “tejido social” está de moda.

Los valores ahí están, sólo tenemos que desempolvarlos de tanta ceniza que los cubre. ¿No cree usted amigo lector?

Escribe: Carlos Tizoc Mondragón Barrón

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