Siembras la simiente de la duda,
tu misión es despertar a las conciencias,
orientar en el laberinto de la vida,
fomentar el amor a la cultura,
buscar saciar la sed de aprender
aunque esta nunca se termina,
envolver en valores nuestras almas,
que se vuelvan armaduras
contra la falta de templanza,
el monstruo de la corrupción y la mentira,
el amor al dinero fácil y ajeno
que provoca tanto tranza,
tú enseñas que todo se obtiene con esfuerzo,
que ganar con sudor es más valioso,
que mentir es una trampa
de la que después es difícil encontrar salida,
y los problemas son pruebas
que la mente humana está diseñada para resolver,
sin embargo, maestro, lo sabes siempre
que es mejor enseñar con el ejemplo,
que una persona íntegra se forma por reflejo,
que no se fomenta un valor
si en uno no está presente.
Para ti, maestro, esperando estas palabras
te sirvan de consuelo y aliciente.
Escribe: Fernando Roque Soto
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