viernes, mayo 3, 2024

No tienen la culpa los etílicos, sino quien los premia      Por si usted no sabía

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Buenos días a quienes cada miércoles se asoman a este espacio para compartir información y puntos de vista que a todos nos sirven como reflexión. Es importante ver (realidades), escuchar o leer (ideas) y finalmente formar criterio para decidir. Una de las principales acciones que forjamos todos los días es tomar decisiones, desde levantarse, vestirse; qué debemos desayunar para comenzar el día, y en dónde, cómo o con quién vamos a informarnos. En la toma de decisiones diarias influyen nuestro carácter, el temperamento, la educación y los valores que anteponemos entre los hechos y nosotros. También influyen la realidad y el concepto que tenemos de la misma: ¿Qué repercusiones tendrán mis actos en lo personal, en al ámbito familiar donde me muevo y, finalmente, en la sociedad?

    ¿Cuántas personas en este país piensan así? Hablemos, por ejemplo, de la libertad y de su orilla opuesta: el libertinaje. Como usted sabe, el fin de semana anterior se corrió en Maratón de la Ciudad de México. Al rato, circuló la especie de que un hombre había vertido una botella de contenido etílico dentro de la bebida energética que se brinda a los corredores. Pero ahí no terminó la estupidez, sino que el sujeto subió su estúpida acción a las “benditas redes sociales”. ¿Por qué razón algunos seres humanos presumen su actuar ante una sociedad cuyos límites y alcances apenas conocemos? ¿En realidad creen que son originales, graciosos, atrevidos o hasta brillantes?

   Mi abuelita de inmediato comentó: “Que busquen en las cámaras de los restaurantes y bares cercanos a la Avenida Presidente Masaryk. Ése fue un alcohólico muy ebrio, cateto, inseguro; con un Yo del tamaño de un garbanzo”. Semejante análisis nos dejó perplejos. – Y, ¿cómo sabes todo eso, abuelita? “Ah, es que siempre he querido ser detective o agente de inteligencia, y estudio cada vez que puedo”, replicó ella. Y debo reconocer que, autodidacta, pero la abuela sabe mucho, por lectora, vieja y diabla.

   Y así a diario una encuentra conductas erradas tanto dentro de nuestra sociedad, como dentro del gobierno. Quien realizó el bautizo del líquido para el Maratón, debería estar preso, inicialmente por el riesgo potencial al que sometió el corazón de los corredores, ya que casi todos los atletas de alto rendimiento tienen cardiomegalia, y el alcohol interesa el destino del agua dentro del cuerpo. Si el sistema muscular se deshidrata, vienen calambre, la pérdida de potasio y hasta la muerte. Díganme ustedes, amables lector@s, ¿qué tienen algunos/as en la cabeza?

   Pues así, como ebrios salvajes y bárbaros actúan dos grupos sociales, aparentemente muy alejados entre sí. Los entregados a  la vida criminal y la clase política (algunos). ¿En qué se parecen? En que disparan parejo, no importando a quién hieran o lastimen, o cuántos mueran por su falta de pericia. Ahí tienen ustedes aseveraciones presidenciales como “todos el poder judicial es corrupto, y yo no voy a ser su cómplice”, refiriéndose a la Prisión Preventiva Oficiosa. ¿En dónde está la falla? En los Ministerios públicos, policía investigadora o miembros de la Fiscalía que no hacen su trabajo de campo ni reúnen ni presentan ordenadamente todas las pruebas a los jueces. Un juez, ante pruebas irrefutables (no construidas a modo), difícilmente podría fallar en contra de los intereses de la víctima. Otrosí: “Vamos bien señor presidente”, cuando la mina de Sabinas fue perforada erróneamente y hoy no les queda más que ofrecer indemnizaciones millonarias a las familias (eso corre en los pasillos), para evitar una queja que se extienda más allá del sexenio, como ocurrió con el caso de Ayotzinapa o la Mina de Conchos. Con esto se echa tierra a la ausencia de la secretaria del Trabajo, a las palabras de la misma de Protección Civil diciendo “yo no soy exploradora”. Sí, ya sabemos que es una “honrada” e inepta licenciada en arte, metida a minera. La bancada (en su tiempo) del PRD, hoy Morena, desconoce la definición amplia del concepto “Libertad”, o hacen que lo ignoran. ¿Quién en su sano juicio no comprende que una libertad mutilada no es Libertad? Pero como buenos autócratas, quieren cobrarse la infancia política ahora que detentan el poder y están borrachos: quieren que el informador aclare cuando es noticia y cuándo opinión lo que se está tratando. Como si la realidad y los que uno piensa fueran disgregables; no, a menos que sea usted esquizofrénic@, no. Ahora fíjese usted: con la falla en la distribución de vacunas, como dicen los torpes de Salud, mandamos a los niños a la escuela sin la vacuna pentavalente u otras. Pues,  ellos estarán borrachos de poder, pero la sociedad también aguanta calladita.

Escribe: Guadalupe Elizalde

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